Bajo un sol abrasador, Donald Trump prometió en Miami el miércoles modificar la nueva relación con Cuba, cancelando el actual “acuerdo” con la isla y poniendo presión al régimen de La Habana para aceptar un nuevo trato con Estados Unidos que sea más justo para los opositores y los exiliados.
El candidato republicano a la presidencia también prometió que si gana la elección del martes su gobierno se solidarizará abierta y fuertemente con los opositores a los regímenes de Cuba y Venezuela, cambiando radicalmente la política actual del presidente Barack Obama que es de mejorar la relación con La Habana y no criticar severamente al gobierno de Nicolás Maduro en Caracas.
Las palabras de Trump ante un mitin de campaña en el anfiteatro del Parque Bayfront frente a los rascacielos del downtown al oeste y la Bahía de Biscayne al este marcaron más abiertamente la evolución de Trump hacía una política más dura contra los gobiernos de Raúl Castro en Cuba y Maduro en Venezuela.
Inicialmente, cuando Obama restableció relaciones diplomáticos con La Habana, Trump dio a entender que no se oponía —pero luego en uno de los últimos debates de las primarias el magnate inmobiliario declaró por primera vez como presidente estaría dispuesto a dar marcha atrás con el nuevo acuerdo con Cuba. Trump dejo esto más en claro cuando la semana pasado visitó Miami, la Brigada de Asalto 2506 que participó en la fallida invasión de Bahía de Cochinos en 1961 y luego en una entrevista con la conocida presentadora radial cubanoamericana Ninoska Pérez Castellón.
“Nosotros mostraremos solidaridad con los pueblos sufridos de Cuba y Venezuela, que se concentran en los alrededores de Doral, contra los opresión de los regímenes de Castro y Maduro”, señaló Trump ante fuerte aplauso de decenas de personas que sostenían carteles que decían Cubanos por Trump. “Cancelaremos el acuerdo unilateral de Obama con Cuba hecho a través de orden ejecutiva —si no conseguimos el trato que queremos y el acuerdo que se merecen la gente que vive en Cuba y aquí, inclusive que proteja libertades políticas y religiosas”.
Por otra parte, Trump repitió que como presidente incrementaría la presión sobre los países que se rehúsan a aceptar sus ciudadanos una vez que jueces estadounidenses ordenan que sean deportados. Prometió deportar a todos los inmigrantes que tengan antecedentes penales y construir el muro a lo largo de la frontera con México, pero no repitió su promesa inicial de campaña de que deportaría a los 11 millones de indocumentados que se estima viven en Estados Unidos.
DC|ENH