Un agente de la policía fue atacado por presuntos pandilleros que lo decapitaron y desmembraron su cuerpo, clara demostración que las maras o pandillas han arreciado sus ataques contra las fuerzas de seguridad de El Salvador.
Las autoridades informaron el jueves que el agente de la Policía Nacional Civil, Carlos Arturo Flores, de 37 años, fue atacado cuando visitaba a su novia en una pequeña población del oriente del país. Los presuntos pandilleros lo decapitaron y desmembraron su cuerpo.
El hecho ocurrió el miércoles en el municipio de La Unión, a 165 kilómetros de la capital , donde residentes reportaron haber escuchado disparos y al llegar al lugar primero encontraron la cabeza y posteriormente el resto del cuerpo esparcido en la zona.
Solo en los últimos 10 días, han sido asesinados siete policías y un soldado. En lo que va del año, 41 policías han sido asesinados. En su mayoría, al encontrarse de licencia.
Los delincuentes también han asesinado a un guardia de penales y 19 militares. Las autoridades atribuyen a las pandillas las muertes de 62 policías, 17 militares, seis guardias de centros penales y un fiscal en 2015.
El ministro de Justicia y Seguridad Pública, Mauricio Ramírez Landaverde, afirmó que los delincuentes buscan es intimidar y forzar al Estado para que les otorgue ciertos beneficios, «pero no lo van a lograr», enfatizó.
El Fiscal General de la República, Douglas Meléndez dijo tener información con posibles atentados contra agentes de la seguridad pública, fiscales, así como contra funcionarios y empleados del sistema judicial.
El gobierno ha cerrado toda posibilidad de sentarse a negociar con las pandillas y por el contrario decretó estado de emergencia en siete cárceles, trasladó a un penal de máxima seguridad a los reconocidos cabecillas de estos grupos criminales.
Después logró que la Asamblea Legislativa aprobara un paquete de medidas extraordinarias que afectan al sistema penitenciario y cortó toda comunicación de los pandilleros que desde las cárceles dirigían las operaciones delictivas.
En El Salvador, considerado uno de los países más violentos del mundo, las pandillas establecidas en populosos barrios están integradas por más de 60.000 jóvenes y adolescentes. Más de 13.000 están presos.
Las maras o pandillas están involucrados en el narcotráfico y el crimen organizado, extorsionan y cobran derecho de piso a comerciantes y empresarios del transporte, y asesinan a los que se niegan a pagar.
AP