El 27 de noviembre de 1992 se produjo un intento de golpe de Estado en Venezuela, el segundo de ese año (el primero ocurrió el 4 de febrero). Así lo recuerda en su portal digital La Patilla.
A diferencia del alzamiento anterior, éste fue llevado a cabo por una grupo cívico-militar, integrado por altos oficiales de las 4 ramas de las Fuerzas Armadas, civiles pertenecientes a organizaciones y grupos opositores al gobierno de Carlos Andrés Pérez. De alguna manera esta segunda intentona, buscaba culminar con lo comenzado el 4 de febrero del mismo año por el teniente-coronel Hugo Chávez Frías y un grupo de oficiales graduación media.
Los responsables militares de esta asonada, en contraste con la anterior eran militares de alta graduación tales como los contralmirantes Hernán Grüber Odremán (jefe de la operación) y Luis Enrique Cabrera Aguirre, el general de brigada de la Fuerza Aérea Francisco Visconti Osorio, el coronel del Ejército Higinio Castro y el mayor de la Guardia Nacional Carlos Salima Colina (los dos últimos participaron en la planificación del golpe, mas no en su ejecución).
La intentona fue un fracaso militar: Diecisiete aviones resultan averiados, cuatro son derribados. Un grupo de 93 golpistas piden asilo en Perú. Los reportes oficiales hablan de 171 muertos (142 civiles y 29 militares), 95 heridos y 1.340 detenidos (500 entre oficiales y suboficiales, 800 soldaos rasos y 40 civiles). Los golpistas jamás se hicieron responsables de esas muertes. Los daños a las zonas aledañas al palacio de Miraflores por los bombardeos de los golpistas fueron cuantiosos. En la calle quedaron bombas sin estallar.
Fue un ataque artero y salvaje contra instalaciones situadas en el centro de la capital de la República, como el Palacio de Miraflores, aeropuerto La Carlota, la televisora VTV, las sedes de la DISIP en El Helicoide y Los Chaguaramos y la sede de la Policía Municipal del municipio Sucre en La Urbina, zonas donde viven millones de civiles. En la historia, sólo se conoce un caso similar que fue el ataque aéreo militar del golpista Augusto Pinochet al palacio de La Moneda en Santiago de Chile en 1973 contra el presidente Salvador Allende.
Muchos de los golpistas fueron luego enchufados en el gobierno de Hugo Chávez, como el propio Grúber Odremán, Luis Cabrera Aguirre, Luis Reyes Reyes, Wilmar Castro Soteldo, Arné Chacón, Jesse Chacón, Eliécer Otaiza, William Fariñas, y entre los civiles participantes Freddy Bernal, Manuel Quijada, José Antonio Cova, Douglas Bravo, y el “gordito de la franela rosada” entre otros.
Veinticuatro años después, muchos de ellos viven del gobierno, en altos cargos, con camionetas, escoltas y gastos de representación, todos o casi todos se mudaron a nuevas casas. Pero ahora ven de lejos a los miles de miserables y sin futuro que el gobierno “revolucionario” fabrica diariamente. Y tienen el tupé de llamar “golpistas” a quienes abiertamente piden el constitucional Referendo Revocatorio y poder mediante el voto medir la voluntad del pueblo venezolano.
DC|LP