En lugar de disfrutar el arte frente a frente, un visitante del Museo Nacional de Arte Antiguo de Lisboa, Portugal, quiso tomarse una selfie y terminó destruyendo una oba de mediados del siglo XVIII.
Se trataba de una escultura de San Miguel, y según el diario Folha de Sao Paulo, el culpable era un visitante brasileño. El director del Museo criticó que en el lugar sólo hay 20 guardias, cuando se necesitan de 50 personas para cuidad que eso no suceda.
Sin embargo, en la sala donde cayó la escultura, sí había un guardia, pero no pudo evitar el impactante desenlace.
Hasta el momento se desconoce el monto total del daño causado por el descuido.