Eran como las 9:15 de la mañana de este martes y Érika Pérez, quien trabaja en un centro oftalmológico ubicado en la esquina de la carrera 19 con calle 38 de Barquisimeto, recién terminaba de hacer el inventario de Fin de Año y tenía planeado situarse en su puesto de trabajo, detrás del exhibidor de monturas para lentes; sin embargo, le surgió una tarea que le salvaría la vida.
Estaban a punto de empezar las consultas en el local y la oftalmóloga encargada, María Eugenia Pérez, le pidió a Érika que realizara la historia médica de la única paciente que aguardaba sentada en el sitio, Noiry Mora, de 26 años de edad, a quien acompañaba su novio, llamado Francisco Rodríguez.
Como a las 9:30 a.m., mientras Érika caminaba hacia la computadora de la recepción, ve que una camioneta Jeep Cherokee Limited Edition, de color blanco, que viene circulando por la calle 38, intenta incorporarse a la carrera 19.
En eso, narró, “casi se lleva por delante a tres personas, dos señoras y un niño”, que iban pasando por el rayado peatonal. Después, de la nada, enderezó la dirección del vehículo, pisó el acelerador e ingresó completamente en el centro oftalmológico Buena Vista, llevándose por delante vidrios de seguridad, mostradores y la silla en la que se sienta cotidianamente Érika.
La trabajadora se resguardó detrás de la recepción y resultó ilesa, pero la pareja, que esperaba ser atendida, no corrió con la misma suerte.
“Ella (Noiry Mora) quedó debajo de las vitrinas y todo el vidrio. Está viva de milagro. Esa muchacha volvió a nacer hoy”, sostuvo Pérez, mientras explicó que el automóvil no llegó a impactar a los jóvenes, aunque quedó a centímetros de ellos, pero les lanzó una espantosa lluvia de vidrios encima.
Con una cortada “profunda” en la parte posterior del fémur izquierdo y otra en la cabeza, Mora fue trasladada e ingresada a la clínica IDB que está cuatro calles más abajo del sitio del suceso. Allí la suturaron y mantendrían en observación. “A él no le pasó nada, gracias a Dios; él lo que hizo fue abrazarla”
“La columna de concreto fue lo que la detuvo, porque de broma no me entró al consultorio la camioneta”, dijo a EL IMPULSO la doctora Pérez, antes de indicar que, entre la mercancía, el techo y los vitrales con los que arrasó la Jeep, se estima una pérdida de aproximadamente 5 millones de bolívares para el consultorio que tiene dos años y medio abierto al público.
También develó que habían terminado de hacer unas remodelaciones al local el pasado viernes.
Al volante de la Cherooke iba la señora Lesbia Castillo, de unos 70 años de edad aproximadamente, quien permaneció, luego del accidente, sentada en la óptica y con un té en la mano para calmar los nervios y una venda en su mano izquierda lastimada, mientras se recogían los restos del desastre.
Entre tanto, ella se defendió alegando, ante los medios de comunicación, que un carro fantasma la arroyó y lanzó contra la tienda, cuando intentaba llegar al Banco Fondo Común (carrera 19 con calle 37).
“Yo metí el freno y no funcionó. Me tiró hacia allá, me tiró (el supuesto choque) y no pude hacer nada”, declaró la abuela con la voz entrecortada.
Sin embargo, se comprobó que lo único dañado del vehículo de Castillo era su parte delantera.
Además, en una cámara de seguridad de un local vecino quedó registrado el incidente.
“Ella en vez de frenar, me imagino yo, se asustó y aceleró”, dedujo Érika acerca de lo acontecido.
DC|IMP