Frustración y descontento. Eso fue lo que dejó la mesa de diálogo en sectores de la oposición. Analistas políticos advirtieron que la recuperación del liderazgo solo será posible si se interpreta correctamente el ánimo de la sociedad. “Hay gente descontenta que aspiraba a un cambio político que se iba a producir a través de una salida negociada”, señaló Margarita López Maya, historiadora y profesora de la Universidad Central de Venezuela. A su juicio, la Mesa de la Unidad Democrática no supo manejar el capital político que tuvieron. “Los agarró mal preparados y al final sacrificaron los recursos más importantes que tenían para presionar al gobierno por una salida electoral y por la liberación de los presos políticos”.
Afirmó que las fuerzas opositoras se debilitaron y cree que posiblemente en los próximos meses se vea mermada su capacidad de convocatoria. “Podemos ver en los próximos meses una reestructuración y su transformación en otra cosa. Quizás los partidos se liberen un poco de la unidad a efectos de la estrategia y diagnóstico, porque, de hecho, tienen muchas diferencias, y reserven la MUD para procesos electorales, que en este momento no se avizoran con claridad”.
Dijo que la alianza opositora no canalizó el descontento que lleve a producir una salida alternativa. “El gobierno sobrevive y seguramente Nicolás Maduro consiguió su pasaje hasta el fin de su mandato. Hasta ahora han actuado de mala fe y, basado en los hechos, no van acceder a nada y mucho menos a elecciones”. Afirmó que a la ciudadanía le toca involucrarse más si quiere que se dé una transición democrática: tiene que participar, encontrarse, buscar estrategias de resistencia a este avance autoritario del poder.
“El principal reto que tiene la oposición es recuperar la confianza de la gente”, indicó Pedro Urruchurtu, politólogo y profesor de la UCV. “La gente responderá, pero una vez que el liderazgo esté dispuesto a actuar. Ya se acabó aquello de los cheques en blanco, por eso alguien tiene que dar la cara y decir que el diálogo fracasó y que hay que seguir con la ruta, que implica a la Asamblea Nacional, la movilización y la presión internacional”.
Precisó que todo lo que no se refiere a elecciones le es incómodo a la MUD, porque ella surgió como una coalición electoral. “El asunto es que ha quedado demostrado que en momentos que no son de coyuntura electoral no sabe dar resultados o apuntar a una estrategia que lleve a un cambio”. Indicó que debe haber una reestructuración en cuanto a la toma de decisiones. “Las reglas no están claras porque uno de los problemas es que a partir del 6 de diciembre toda su visión estratégica se trasladó a la dinámica de la Asamblea Nacional, lo que derivó a que los cuatro partidos que controlan la mayoría del Parlamento tomaron las riendas de decisión y dejaran de lado a los demás partidos”.
Recalcó que la MUD debe escuchar más a la gente. “No solo es por hacer más democrática la toma de decisiones, sino por abrirse a la sociedad civil organizada, que no solo es la que ha sido más golpeada, sino además la más crítica y firme”.
Unificar al electorado. Iñaki Sagarzazu, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Tecnológica de Texas, observó que lo único responsable es apostar porque funcione el diálogo. “Los que dentro –y fuera– de la oposición critican a la directiva de la MUD por sentarse a dialogar no han presentado ninguna salida real. Las que se han presentado, como la de juzgar al presidente, hacer un referéndum o marchar hasta el cansancio no son estrategias de salida reales, pues no tienen cómo ejecutarlas”.
Subrayó que la oposición necesita una estrategia de comunicación política que le permita ganar la batalla mediática y mantener unificado a su electorado. “La MUD es una coalición electoral y está creada para dirimir problemas en la elaboración de las candidaturas y para presentar una propuesta electoral conjunta, aunque no programática, lo que la hace altamente problemática en una situación como la actual en la que no se escogen candidatos, sino que se negocia una salida”. Recalcó que es aquí cuando la diferencia entre las diferentes organizaciones es más fuerte, pues es una competencia interna de posicionamiento a futuro. “Estas diferencias hacen que cada actor unitario exponga públicamente una posición diferente, lo que por un lado desmoviliza a los posibles votantes y da pie al chavismo a atacar y a dividir”.
Para Carmen Beatriz Fernández, especialista en marketing político y profesora de la Universidad de Navarra, el error de la MUD no fue sentarse en la mesa de diálogo, sino paralizar las movilizaciones de calle. “‘Tanto diálogo como sea posible, tanta calle como sea necesaria’ ha debido ser un mantra opositor, pero no se hizo así. No se encontraron las fórmulas para que el espacio de diálogo no funcionara como una desmovilización”. Y aunque apuntó que el balance del diálogo para la oposición fue muy negativo, considera necesario conservar ese espacio como opción para unos posibles acuerdos en los tiempos por venir.
“La oposición recibe disminuida a 2017 en el afecto público y más desunida de lo que estuvo durante 2016. El gobierno logró anular el referéndum revocatorio a costos mínimos. La situación de hoy en el ánimo de la sociedad, y particularmente en el estado de ánimo opositor, es infinitamente peor que la que tenía hace exactamente un año tras la victoria opositora en la elección parlamentaria”, destacó Fernández, para quien es imprescindible que la desesperanza no permee a la sociedad. “Si en Venezuela la clase política no interpreta correctamente el estado de ánimo de la sociedad, y más aún, si no lo ataja, le espera una crisis de representación terrible”.
De acuerdo con Fernando Arreaza Vargas, especialista en estrategias de comunicación política, la oposición debe replantear el referéndum revocatorio el próximo año y acompañarlo de presión ciudadana. “Pareciera que hay una mayoría de líderes que proponen calle, el problema es que esa es una propuesta ambigua y de poca duración”.
EL DATO
El pasado 3 de diciembre, Jesús Torrealba, secretario ejecutivo de la MUD, indicó que apostar por la mesa de diálogo fue lo adecuado. “Ya Nicolás empezó a pelear con los facilitadores del diálogo… ¿Vieron que esa mesa solo pondría al desnudo la brutalidad de la dictadura?”, señaló vía Twitter. Ante el cuestionamiento de quienes le dijeron que eso ya se conocía sin la mesa, escribió: “Seguramente el Vaticano no tenía tan claro que lo de Maduro es una dictadura mentirosa. Ahora lo sabe, en carne propia. La mesa valió la pena”.
DC|EN