A Daniel Zamora, feligrés de la iglesia Nuestra señora del Rosario, en la Catedral de Cabimas, le robaron la computadora de su carro Aveo mientras escuchaba un servicio litúrgico un domingo a las 9.00 de la mañana. Su carro lo estacionó en una calle lateral al templo y cuando salió lo encontró violentado.
Esta historia se repite a diario en los estacionamientos o calles que sirven de parqueadero de vehículos de los distintos templos religiosos del municipio Cabimas. Todos son el blanco perfecto para delincuentes dedicados al hurto y robo de vehículos en la localidad. Los feligreses entran en búsqueda de paz y consuelo a los recintos y al salir se encuentran con la sorpresa de ser uno más en la larga lista de víctimas del robo o hurto de sus unidades de transporte.
Las estadísticas policiales por este delito son irreales, porque las víctimas no denuncian, pero los casos son cada vez más comunes. Desde las copas de los rines, los cauchos y cualquier otro accesorio de valor o el carro completo son los preferidos por los delincuentes.
Jorge Pérez Duno, párroco de la Catedral de Cabimas, asegura con pesar que hijos de Dios se dediquen a dañar a su prójimo. Refirió que la situación es alarmante y va en aumento a diario. Explicó que a cualquier hora los feligreses pueden ser víctimas de este flagelo. «Nuestras misas son a diario en diferentes horarios y esto no es un problema para los vándalos. Llegan en la mañana, tarde o noche y se llevan lo que puedan o el carro de una vez. Pueden robarse entre dos a cuatro baterías o equipos reproductores de música por semana».
Sin resguardo
El líder eclesiástico resaltó que ningún funcionario de los cuerpos de seguridad resguarda las instalaciones, pese a las incesantes solicitudes hechas por la Diócesis de Cabimas, los personeros de los consejos comunales y organizaciones religiosas que hacen vida dentro de la parroquia. «Estamos en pleno casco central, frente a la Plaza Bolívar y la Policía pasa de largo. No nos garantizan seguridad».
La situación es similar en los 17 templos católicos que existen en la localidad. Las parroquias La Candelaria, en el barrio el Carmen y la Corazón de Jesús en el sector Las Cabillas son igual de vulnerables. Nicolás Nava, de la parroquia Corazón de Jesús, manifestó su preocupación y pidió a los cuerpos de seguridad mostrar interés por el cuidado de las casas de Dios. Ambos recintos también han sido víctimas de robos de sus instalaciones.
DC|LV