Ayer se cumplieron dos años de la partida de la hermana Francisca de los Ángeles. Recordada como un ejemplo de gestión de una buena voluntad por su causa social y religiosa.
Vivió casi 40 años en Venezuela y con sus nobles actos sin distingos de clase o razas, se convirtió en una personalidad de fe cristiana que se manifestaba a través de las obras de solidaridad física y espiritual. Francisca permitía momentos de paz con solo acercarse a ella.
Su muerte significó un hecho curioso; en su lecho de despedida la hermana prefirió no ingerir alimentos y sólo dijo “que quería descansar”.
El médico tratante de la paciente religiosa desde hace 12 años indicó que era un caso difícil, por la neumonía que presentaba, y que para los ancianos que presentaban el mismo cuadro de la enfermedad era complicado de manejar.
DC/LV