Economía Ludópata, por Gervis Medina (@gervisdmedina)

Cuando se analiza con detenimiento el panorama económico y financiero de Venezuela se hace angustiosa la noción de la gran parte de economía destructiva que hay en la producción de nuestra riqueza, es decir, de aquella que consume sin preocuparse de mantener ni de reconstituir las cantidades existentes de materia, servicios y energía. En otras palabras la economía ludópata es aquella que deja a la suerte, el empirismo y sacrifica el futuro al presente, la que llevando las cosas a los términos de un fabulista, se asemeja a la cigarra y no a la hormiga.

Ahora, en el día de hoy conduciendo hacia mi oficina en el centra de la ciudad, me detuve en el semáforo de los tribunales penales, donde aviste a un chamo de aproximadamente 10 años, al cual llamé y le di unos billetes,  sorpresa para mí, cuando “él mismo” me dio un fuerte abrazo, medió gracias y me dijo “Dios te bendiga”. Pues déjenme contarles que estallé en llanto y profunda reflexión, ¡madre lección! mi Dios.

El problema número uno de nuestra cultura es la pobreza mental, es que somos pobres, porque somos mentalmente pobres, y esto es más serio que la delincuencia. Cuando uno tiene mente de pobre, lo primero que hace es llenarse de excusas; no me llegan las oportunidades; no tengo dinero para estudiar; no esto; no lo otro.  La excusa más típica en nuestro país, es que yo no pude estudiar, entonces, tengo derecho de ser mente de pobre. Toda la vida nos enseñaron el paradigma

Hoy, la economía venezolana depende como nunca antes, de la suerte que corra el barril en el mercado internacional, financiamos nuestras políticas sociales, servicios públicos, infraestructura ¡Todo! con criterio ludópata… he aquí la importancia de ponderar en su justo valor lo realmente importante, dicho de otra manera, basar nuestra economía en la educación, la mística, la probidad  y el trabajo… no en un “Dios proveerá”.

En el país flagelos como corrupción, demagogia, estupidez, inseguridad, escasez, bachaqueo e inflación torturan ala población venezolana. Haciendo de nuestro día a día una sobrevivencia cada vez más indigna. Los ideólogos de esta Venezuela absurda descuidaron lo trascendental; “la economía productiva, el valor del trabajo”, pensaron que el dólarbarril continuaría con su escalada de precios y bastaría para siempre y para todo. Desde que se estancó en la no menospreciada cifra de 100$ por barril los problemas arreciaron, el populismo entró en crisis, se echó mano a la impresión de dinero inorgánico, préstamos, complicidad en la corrupción y deudas.

Estamos pagando las merecidas consecuencias de un fenómeno conocido por los economistas como la enfermedad holandesa. Esta «enfermedad» se produce cuando una mercancía ocasiona un aumento sustancial de los ingresos en un sector de la economía, y no es complementado por un mayor ingreso en otros sectores. En los últimos cien años nuestra petroleó-dependencia, distorsionante y abusiva creócontroles de exportación de un solo producto e importaciones de miles de productos, inclusos agrícolas y pecuarios que se daban en nuestras bastas tierras fértiles. No hay que ser cientista social para darse cuenta que estamos muy mal y vamos para peor, que las cifras y estadísticas ventiladas por los gobiernos acerca de su “magnánima” gestión que son impalpables.

Cito a Uslar,  «Urge aprovechar la riqueza transitoria de la actual economía destructiva para crear las bases sanas y amplias y coordinadas de esa futura economía progresiva que será nuestra verdadera acta de independencia. Es menester sacar la mayor renta de las minas para invertirla totalmente en ayudas, facilidades y estímulos a la agricultura, la cría y las industrias nacionales. Que en lugar de ser el petróleo una maldición que haya de convertirnos en un pueblo parásito e inútil, sea la afortunada coyuntura que permita con su súbita riqueza acelerar y fortificar la evolución productora del pueblo venezolano en condiciones excepcionales.»

Por lo que, termino convenciéndome que los ingresos económicos del país reposan en la industria petrolera, y de cómo ésta a su vez, se está convirtiendo en una economía ludópata, donde un billete de 100 Bs.,no vale ni recogerlo, el Gobierno lo anuló de un plumazo y hoy estará con los dados y cartas a ver qué“carajo” tiene para esta semana como medida económica, apartándose de los axiomas de las ciencias económicas y creando la ciencia de “la económica ludópata” en Venezuela.Hay de mis amigos economistas, Machado, Guerra, Castellanos, entre otros, se quedaran sin hacer análisis serios.

 

DC / Gervis Medina / Abogado-Criminólogo / @gervisdmedina

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