Fidel Castro Ruz nace en Cuba en el año 1926 y muere en el año 2016 coincidiendo con la Victoria electoral de Donald Trump a la Presidencia de los Estados Unidos. El cubano Frank Vives era traductor de idiomas, de cartas y escritos de Fidel en su despacho de trabajos diarios y revolucionarios. Cuenta Vives que renunció a su cargo con Fidel al percatarse que en Cuba se había desarrollado una cadena de prostitución que llegaba a la promiscuidad y que su crecimiento para el año 1968 había triplicado las estadísticas del fenómeno sanitario en comparación a los años 1958 cuando Fidel calificaba a Cuba de burdel ambulante y al país como corrupto; en verdad, Vives solo vio claro, los despropósitos del proyecto de Fidel y Raúl, después de años de revolución.
Tuvimos la fortuna de visitar Cuba en el año 1957-58 estando Batista en el poder y Fidel en la Sierra Maestra. Habíamos usado el plan “Pague ahora y viaje después” de la Agencia de Viajes Harrison de la Avenida El Milagro de Maracaibo. Llegamos a La Habana en el Hotel El Cóndor, Edificio El Cóndor, ubicado en El Malecón y, en pocos días, intuimos que las expectativas se cumplirían. En efecto, era Cuba una tacita de oro. La producción azucarera y del tabaco estaba en su plenitud y apogeo. El transporte de las “guaguas”, taxis y el autobús colectivo, en buenas condiciones. Las clínicas y servicios de salud, moderado; no muchos médicos pero suficientes y muy buenos. Las placas, en las oficinas de los profesionales libres, se veían organizadas y decentes. Los comercios y la banca se notaban pujantes. En el beisbol profesional, el Almendares y el La Habana se ganaban todas las Series del Caribe. En el beisbol amateur, Cuba competía con Venezuela y los dominicanos. Alicia Alonso controlaba el ballet contemporáneo mundial y, en el piano, operaba el Profesor Rafael Muñoz. La Sonora Matancera, Nat King Cole y Celia Cruz actuaban en una misma noche en el lindo Cabaret Copacabana y, con el servicio de bebidas y comida que se incluía, se pagaban $20. Por otro lado, Benny Moré y Miguelito Valdez hacían de las suyas. La Orquesta Casino de la Playa, con José Luis Moneró, deleitaba al mundo; el turismo cubano era abundante y calificado, tal como el mexicano, Xavier Cugat se internacionalizaba y Cuba recibía el beneficio bienvenido de tener un vecino rico y poderoso al lado. Kid Gavilán, y su “Bolo Punch”, encabezaba el boxeo. Mientras, los cruceros llegaban “como arroz” desde Tailandia y la Patagonia, y desde México y Panamá. El mundo se volcaba sobre Cuba y la Isla brillaba con luz propia al punto de estar entre los tres primeros países de Latinoamérica en todos los índices económicos y sociales.
No era un Burdel entonces, sino un país alegre, un destino feliz y un paraíso de mujeres bellas y humanas. Los compositores de música y arte, se destacaban en todo tipo de modalidad. Los hoteles, modestos pero funcionales. Los puertos y aeropuertos, agradables. Las calles limpias y el ambiente franco y sano provocaban estar allí. Como Hemingway, no éramos improvisados; sabíamos lo que es un país y el atractivo que tienen las playas. Con los años, visitamos: Paris, Hawái, Moscú, Tokio, Villa del Mar, Punta del Este, Hong Kong y pare de contar. Ningún país con la simpatía, la mesura, la candidez y la sencillez que encontramos en esos 114 mil 564 kilómetros cuadrados de superficie y millones de pobladores simpáticos como en Cuba.
En corolario, la historia cierta, viva y franca lograda por Fidel hace innegable su destreza y sus habilidades políticas y estratégicas, además de sus atributos como negociante y hasta brujo. Eso lo mantuvo en el poder. Sin embargo, la habilidad esencial de Fidel fue hacerse amigo de los enemigos naturales de los Estados Unidos. Así, sirvió a Angola, Sur África y Mandela, Vietnam y Corea comunistas. También, a China y a Nikita. Le vendió a los rusos sus ventajas comparativa y territorial, su voluntad comunista y su compañía hacia el futuro. En contraprestación, Rusia le sostuvo la revolución por muchos años, y la historia anotó que Fidel indujo la crisis de los misiles de octubre de 1962. Empero, no sirvió a Cuba porque no solo de fama viven los pueblos. Su pueblo no levantó su libertad y su dignidad individual nunca. Acabó con la vida social, colectiva y azucarada en Cuba. Nadie fuma pipa y el tabaco poco se ve. El turismo lo revivió Obama.
Ojala la vida carcelaria, oscura y dictatorial de La Habana y de otros pueblos se haya ido con él.
DC / Luis Acosta / Artículista