En el único partido del fútbol argentino que se jugó este jueves hubo que lamentar otra vez un grave hecho de violencia. En José Ingenieros, Almagro recibía a Atlético Paraná con la intención de meterse de lleno en la pelea de arriba, en la B Nacional, pero los barras generaron disturbios, la policía reprimió y el futbolista Franco Quiroz, del Tricolor, terminó con una herida de bala de goma en la cabeza.
El jugador fue derivado al hospital Carrillo donde lo atendieron y quedó fuera de peligro. «Estuve a diez centímetros de perder mi carrera. Me sacaron el perdigón, por suerte fue todo superficial. Tengo un agujero en la cabeza, pero estoy fuera de peligro», declaró luego.
A los 44 del segundo tiempo, Enzo Noir marcó el 1-0 para el visitante y el clima, que tenía la temperatura en ascenso, se terminó de calentar. Los barras del equipo local se fueron acercando al sector donde estaban los dirigentes y familiares de los jugadores del equipo visitante.
Los barras se enfrentaron con la policía que reprimió con gases lacrimógenos y balas de goma. Quiroz, quiso intervenir pidiendo tranquilidad a la hinchada, pero resultó herido en medio de la barbarie. Luego fue derivado al hospital Carrillo con un perdigón en la cabeza. Se lo quitaron y recibió algunos puntos de sutura.
El presidente de Almagro, Julián Romeo, denunció en diálogo con el canal TyC Sports: «Nosotros pagamos un operativo con 100 efectivos y vinieron 28. Los conté». Y agregó: «Había un grupo de 30 o 40 barras que no tenían entrada, ni carnet de socio. Como había gente de la Aprevide, el control fue más riguroso, que me parece bien, pero también tenemos que ser rigurosos con el operativo de seguridad, cubriendo todos los sectores del estadio».
DC|DC