La libertad, indefectiblemente, conduce al progreso y desarrollo de los pueblos. Fidel Castro fue dictadura y destrucción, paredón de fusilamiento y retraso, fue muerte para Cuba y también para Venezuela, con influencia desgraciada en otros países del continente y del mundo. Fidel murió, murió la muerte, que no siga viviendo el fantasma. En Venezuela murió el comandante “eterno”, pero el fantasma sigue en Miraflores.
Cuba -con problemas como todos los pueblos del mundo- se encontraba antes de la revolución entre los primeros países de América y del orbe. Mis amigos Elías López y Franklin Hoet, cada uno de su lado, me hicieron llegar cifras y datos que citaré luego, que llenan de profunda indignación y rabia, al ver cómo luego de 60 años de revolución el pueblo de Martí está en el foso, comparable con la pobre Haití. No es por azar que Venezuela, bajo el mismo modelo comunista y luego de 18 años de revolución, ocupe los últimos lugares en los indicadores de desarrollo y bienestar. Murió la muerte, no más fantasmas.
Cuba disfrutó de electricidad, de estaciones de radio y de rayos X antes que cualquier otro país latinoamericano. Los comunistas alardean supuestos logros de la revolución en materia de salud pública, mienten y olvidan decir que en 1957 la ONU reconoce a Cuba con el más alto número de médicos per cápita (uno por cada 957 habitantes), olvidan la excelente Escuela de Medicina que ya en 1881 la llevó a descubrir el agente transmisor de la fiebre amarilla y establecer su prevención y tratamiento. Cuba aplicó la primera anestesia con éter en Latinoamérica y estrenó, en 1907, la primera máquina de rayos X, y tuvo en 1955 la segunda tasa de mortalidad infantil más baja de América, 33,4 por mil.
Alardea la revolución cubana del avance de su educación, siendo así que antes de la revolución no solo eran prestigiosas sus universidades, sino que la tasa de analfabetismo era de las más bajas del mundo, la segunda de América Latina. Pero más allá de eso, se encontraba su avance en infraestructura y desarrollo; luego de Gran Bretaña y Estados Unidos, Cuba es el tercer país en tener ferrocarril, tuvo la primera red de alumbrado eléctrico y el primer tranvía en América Latina, el primer vehículo, la primera línea telefónica directa sin necesidad de operador, el primer vuelo internacional en América Latina, fue el primer país en transmitir un concierto de música. En 1928, Cuba tenía 61 estaciones de radio, ocupando entonces el cuarto lugar en el mundo en emisoras de radio, solo superado por Estados Unidos, la Unión Soviética y Canadá. Hoy tiene una sola, una que controla todo bajo la égida del Partido Comunista. Ese país fue el primero en América Latina en tener televisión a color, y en 1959 La Habana era la ciudad del mundo con el mayor número de salas de cine (358), secundada por New York y París que ocupaban los siguientes lugares.
Hoy Cuba es lo contrario, está junto con Venezuela y Haití en los últimos lugares de los indicadores de desarrollo. Cuba va para 60 años de dictadura comunista, y Venezuela marcha camino a los 20. En Venezuela vamos en retroceso, el chofer que hoy la conduce no sabe ir hacia adelante, solo retrocede y lo hace a un ritmo superior que el del maestro. Debemos confesar que no todo era bueno en el país cuando llegó Chávez, pero no hay duda de que todo lo que estaba bien, hoy marcha mal, y de que todo lo que estaba mal, hoy está peor. Nadamos en las aguas del comunismo, entiéndase del retroceso, donde la falta de libertad, democracia y estímulos son camino a la miseria, al hambre, a la caída constante, donde solo la rosca del gobierno es feliz, en medio de una desgracia colectiva.
Muerto Chávez en Venezuela, su fantasma continúa en Miraflores, se gobierna y desgobierna en su nombre. Que la sombra del fantasma de Fidel abandone Cuba, Venezuela, el Continente y el mundo. Que los muertos entierren a sus muertos y que la libertad, la democracia y el desarrollo florezcan nuevamente en Venezuela y Cuba.
DC / Paciano Padrón / pacianopadron@gmail.com / @padronpaciano