La invención de los relojes atómicos hace más de 50 años permite una medición del tiempo extremadamente precisa, pero hay otro patrón para medirlo, la rotación de la Tierra. Uno y otro no siempre están sincronizados, por eso de vez en cuando hay que añadir un segundo a un día, como esta Nochevieja.
El último minuto del 31 de diciembre tendrá 61 segundos para compensar las pequeñas variaciones en la duración del día que se van acumulando y producen un desfase entre el tiempo en el que se basan los relojes -atómico- y el período de rotación de la Tierra, que como recuerda Francisco Colomer, del Observatorio Astronómico Nacional (OAN-IGN), no dura 24 horas exactas; «es una aproximación».
El segundo extra se añadirá en todo el mundo el último día del año a las 23:59:59 del Tiempo Universal Coordinado (UTC, por sus siglas en inglés). Por eso, se añadirá de manera extraordinaria el segundo 23:59:60 (que nunca se marca) y después se pasará a las 00:00:00 horas.
En Madrid, Berlín, París o Roma la hora oficial es UTC+1h, por lo que dicho cambio ocurrirá a la una de la madrugada del 1 de enero.
Sin embargo, en Lisboa, Londres o Canarias, donde la hora oficial y el Tiempo Universal Coordinado coinciden, el cambio será justo en el momento de comer las uvas: por lo que en esos sitios la Nochevieja llegará un segundo más tarde, explica a Efe Colomer.
Igual que en todos los países que están por detrás de la hora UTC y que verán ese segundo añadido en el momento del 31 de diciembre en que su horario coincida con las 23:59:59 UTC. Eso ocurrirá, por ejemplo, a las 18:00 horas en México, las 19:00 en Nueva York o las 21:00 en Chile.
Este segundo más que se añade se denomina «segundo intercalar» y es el Servicio Internacional de la Rotación Terrestre, con sede en París, el que decide y publica el día que va a tener segundo adicional.
DC|Globovisión