El miedo en la familia de Yonder Medina, de 18 años, siempre estuvo desde que su madre lo abandonó cuando era pequeño. Vivió un tiempo con su padre y madrastra, a quien llamaba mamá, pero la zona era muy peligrosa y buscaron otro hogar para él. Durante tres años estuvo con su tía Mildred Medina, en el Barrio Unión de Petare, pero la criminalidad que azota el sector popular los obligó a tomar la decisión de buscar otra vivienda.
La abuela lo acogió en San Martín, en un lugar más seguro. Aún así no dejaba de visitar a su familiar en Petare. El domingo a las 6:30 de la tarde culminó una de esas idas y salió a su vivienda. Mildred preguntó por el joven, a las 8:00 de la noche, y le notificaron que no había llegado. Al día siguiente, a las 7:00 de la mañana apareció.
Estaba tirado en las escaleras que dan hacia la calle La Guanare, a cuatro cuadras de la residencia de donde partió. Unos vecinos fueron los que avisaron. Tenía tiros en la espalda, costado y brazos. Creen que corrió cuando lo siguieron unos pistoleros que fueron vistos la tarde del crimen.
Sus pertenencias, entre ellas, un reloj, bolsos y el par de zapatos que cargaba no fueron encontrados. El cadáver estuvo en el sitio durante más de 12 horas. “Primera vez que nos sucede algo así. Vivimos con miedo, uno sale a la calle con miedo”, expresó Medina,
Recordó a su sobrino como un muchacho humilde que trabajaba en el Club Campestre Los Cortijos, en el área de la barra. Tenía un niño de dos años y dejó sus estudios cuando estaba en quinto año de educación media.
DC | El Pitazo