Un país traicionado, por Jesús Castillo Molleda (@castillomolleda) 

Lo que Dios y la naturaleza nos ha dado el hombre se empeña en destruirlo. Venezuela durante la era democrática ha carecido de gobernantes visionarios en lograr una transformación productiva y de inversión en la infraestructura hospitalaria, educativa, vial, puertos, aeropuertos, agropecuaria, piscícola, petrolera, en la educación productiva, científica, tecnológica y sobre todo en lograr una población innovadora y formada que no permitiera que una clase política embaucadora y poca preparada asumiera cargos de alta dirección gubernamental que con ofertas engañosas, populistas, conquistaran la emocionalidad del voto.

Venezuela es el único país del continente americano que refleja un retroceso histórico en todos sus niveles de competitividad como si el objetivo de sus gobernantes hubiese sido demoler todas las oportunidades de competitividad en los mercados económicos nacionales e internacionales, la desgracia es tan descomunal que logrando hacer los correctivos en la moribunda economía venezolana los tiempos de recuperación en los escenarios más optimistas serian a partir del mes 14, desde el día que se pongan en el mercado la primera etapa de inversión, diagnosticado previamente con un inventario de necesidades realizados desde el ministerio de economía en manos del ex ministro Pérez Abad hasta los estudios de las operadoras de riesgo y economistas. Este plan contempla tres etapas de inversión, la primera de 25 mil millones de dólares, luego de 16 meses se implementaría la segunda etapa con 15 mil millones de dólares más y pasado 18 meses se daría inicio de la tercera etapa que necesitaría 23 mil millones de dólares más; esa inversión lograría rescatar las empresas expropiadas para ponerlas productivas, pagar las deudas a los proveedores nacionales e internacionales, reinvertir en la industria petrolera, en infraestructura, servicios públicos, bajar la inflación, lograr un cambio de la divisa por debajo de los mil bolívares, garantizar el pago de intereses de deudas con organismos y gobiernos internacionales, sincerar el aparato burocrático nacional, regional y local, rescatar la confianza de los inversionistas con mayor seguridad jurídica, ciudadana y estabilidad política.

Seguir empeñados en defender una ideología fracasada es sepultar cualquier proyecto político, la clase política que gobierna y la clase política que se le opone al gobierno se debaten entre quienes tienen el poder y quienes lo ostentan; pero, mientras se concentran en eso, los indicadores de sustentabilidad, miseria, hambre, corrupción, hiperinflación, inseguridad, siguen empeorando, lo que refleja una alta incapacidad para darle solución a la trágica situación que se vive, en donde la clase política ha querido endosar el problema a que los ciudadanos no salen a protestar sin considerar que hoy en Venezuela no hay un líder con fuerza a quien seguir, solo hay quienes apoyan la crisis y quienes la rechazan, lo que agrava más los escenarios debido a que al momento de volver a elegir a los nuevos gobernantes, de seguro el voto polarizado podría volver a elegir a malos gobernantes.

El gobierno nacional tiene la oportunidad de tomar medidas económicas de inmediato, dado a que existen diversas alternativas de solución plasmadas en documentos, proyectos diseñados por diferentes economistas, operadoras de riesgos, gremios empresariales, universidades, las cuales le permitirían encaminar la situación actual, solo que para ello se requiere de un alto y trascedente nivel político que parta por reconocer los errores y hacer los correctivos necesarios.

La traición por parte de la clase política ha logrado que muchos ciudadanos se sientan con el derecho de traicionar también a su país, con conductas corruptas, inmorales, abusivas desde el ámbito laboral y familiar, excusándose en que si otros lo hacen ellos también tiene el derecho de hacerlo, es difícil ser optimista en un país en donde “La basura de unos es la comida de otros”. Quienes mantengan la valentía de continuar en Venezuela pudiendo irse, de seguro lograran tener éxito en la medida de que sepan que las soluciones a la crisis actual no son a corto plazo y dependen de quienes hoy gobiernan.

Los escenarios 2017 son pocos alentadores para los venezolanos, lo que debe incentivar a realizar un esquema de presupuesto familiar y empresarial de gasto e inversión adaptados a momentos de alta incertidumbre. La mesa de diálogo es un instrumento de entendimiento que no se debe cerrar, de hacerlo se cierran los caminos de salidas pacíficas. Se debe reflexionar lo expresado por Norman Cousins, “El Cinismo es una traición intelectual”.

 

DC / S.H. Jesús Castillo Molleda / Politólogo, Profesor, Emprendedor, Locutor / articulosjesuscastillo@gmail.com @castillomolleda

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