Al entrar en el municipio San Francisco salta a la vista de los visitantes los contenedores de basura con bolsas amontonadas y desechos como cauchos, ramas, desperdicios de comida y plástico. Zonas como el Kilómetro 4, Sierra Maestra y la vía a Perijá tienen montones de desperdicios en cada cuadra.
¿Los culpables? A criterio de Jonny Zambrano, comerciante en el Kilómetro 4, son los burreros y los indigentes. Junto con su esposa ven hasta 10 hombres, entre 20 y 60 años, con carretas repletas de bolsa procedentes de los barrios, donde presumen no pasa el aseo urbano. Además se llevan el plástico y botellas que pueden vender y dejan las esquinas “desastrosas”.
La Alcaldía de San Francisco distribuyó contenedores de basura en las vías principales para concentrar los desperdicios en puntos claves y facilitar el trabajo de recolección. Medida que, según Zambrano, ayudó a las comunidades, pero que fomentó la “inconsciencia”. Explicó que los camiones pasan en la mañana y una hora después están llenos de burreros y hasta cinco indigentes que escarban por comida. Vehículos particulares también arrojan bolsas.
Insalubridad
Para la familia de Nevis Prieto, habitante de la avenida 7, los contenedores fueron “lo peor” que les pasó por su venta. Son visibles los montones de bolsas. Moscas, gusanos y el olor a podrido entra. Sus padres, hermanos y sobrinos manifestaron enfermedades intestinales y respiratorias hasta en tres oportunidades.
La única forma de “escapar” es depositarla en puntos donde el aseo pasa, sea en una avenida o frente a una casa. Carteles como: «No deposite su basura aquí, sucio”, se encuentran en viviendas al pasar la urbanización Alhambra.
Prieto lamentó que adjudicar la responsabilidad de la recolección de desechos a la municipalidad o a la indigencia no cambia que para las comunidades la basura sea un problema diario. “El hambre y buscar basura para revender hace que los niños y viejos escarben entre la contaminación. Necesitamos medidas eficientes”.
DC|LV