Las condiciones de higiene son totalmente nulas en el Hospital Universitario de Maracaibo (HUM). Trabajadores, médicos, familiares y pacientes del único hospital autónomo de la región contaron con miedo, impotencia y asco lo que día a día viven dentro del centro médico.
Baños inhabilitados que contaminan con olores nauseabundos los pasillos, comida en mal estado y quirófanos contaminados por excremento de gato, es solo parte de la cadena de suciedad que deben vencer quienes literalmente arriesgan la vida, los enfermos.
Los pacientes del HUM deben llevar de todo cuando tienen la mala suerte de enfermarse y caer en la desgracia del Universitario. Ver a los familiares de los pacientes limpiando un baño con su propio jabón, agua y cloro ya es normal. Emma Fuenmayor, tiene dos meses con su hermano hospitalizado en el octavo piso del HUM. Denunció que a los pacientes solo les dan dos arepas con un poquito de pollo una vez al día. A veces huele mal y casi siempre la comida tiene excremento de cucaracha o chiripas muertas.
«Nosotros preferimos traer la comida de la casa porque muchos se han muerto por infección y no saben de dónde salen las bacterias. Fuimos a la cocina del centro médico y el lugar es desolador. Huele mal, a comida descompuesta. Hace dos semanas se pudrieron 25 kilos de berenjenas, que usaban para hacer ensaladas, por falta de refrigeración. Las cavas de la cocina no funcionan, el jueves pasado las repararon, pero no enfrían».
El menú que ofrecen los cocineros es chicha de pasta o fororo sin leche. Vegetales salteados o arepa con pollo. Los mesones de la cocina están plagados de cucarachas, excremento de paloma y sucio. Uno de los repartidores de comida dijo: «Yo tengo cinco años aquí y nunca se ha limpiado a fondo la cocina y mucho menos se ha fumigado, esto es siempre. Más bien a veces uno ve las cucarachas en la comida y se las saca para que el paciente no se dé cuenta”.
El Hospital Universitario surte de alimentos a la Maternidad Armando Castillo Plaza. Este 2017 parece ser de grandes sorpresas para la salud en la región, pues la segunda semana de enero los trabajadores de la maternidad descubrieron que el despacho de la proteína emanaba un olor podrido. Más de 100 pollos estaban morados y más de la mitad nadaban en una baba verde dentro de la caja de cartón, según la descripción de uno de los despachadores. “Aquí da lástima cómo se pierde la comida por cochinada o falta de frío”.
DC-LV