Desde Chicago, la misma ciudad donde comenzó su aventura política hace casi tres lustros, el presidente Barack Obama se despidió de los estadounidenses, no sin antes pedirles continuar por la senda del cambio que lo llevó a la Casa Blanca.
El presidente, quien abandonará su cargo el viernes de la semana entrante tras ocho años en el poder, pronunció su último discurso en un abarrotado Lakeside Center, al que miles asistieron desde horas de la mañana para presenciar el adiós del primer presidente afroamericano en la historia del país.
“Llegué a Chicago cuando aún era muy joven, todavía tratando de descubrir mi destino. Acá fue donde aprendí que el cambio solo llega cuando la gente del común se involucra y se junta para exigirlo, cuando se tiene una visión optimista del futuro. Y tras ocho años como presidente, es algo en lo que todavía creo”, aseveró en un tono que si bien buscaba motivar a sus seguidores no dejó de ser nostálgico.
Sus palabras fueron recibidas por un coro de voces que le pedían “cuatro años más”. Pero eso, les dijo el presidente, “es algo en lo que no puedo complacerlos”.
De acuerdo con Obama, y pese a ello, el Estados Unidos que le entregará al presidente electo Donald Trump es uno mejor y más seguro que el que él recibió en el 2008.
“Siempre supimos que nuestro trabajo no sería suficiente –dijo el presidente–, pero sí tuvimos la convicción de que podríamos, en el tiempo que nos tocó, marcar diferencias. Y eso es la condición básica de un ciudadano: la idea de que con duro trabajo y bondad hacia nuestros conciudadanos, la gente que quiere este país puede cambiarlo”.
Durante su intervención, Obama evitó mencionar a Trump, pero marcó contraste al presentar una visión de país más optimista y no en decadencia como lo asegura el multimillonario.
El presidente aprovechó el discurso para hacer un recuento de sus logros en los ocho años que sostuvo las riendas de la Casa Blanca. Uno de los centrales, a su juicio, fue sacar el país de la profunda recesión económica que heredó en el 2008, cuando más de 250.000 empleos se evaporaban cada mes.
De una tasa de desempleo que alcanzó a llegar al 10 por ciento, el presidente la dejará en el 4,7 por ciento, una de las más bajas de la historia, y con casi 20 millones de nuevos empleos generados. Una cifra solo comparable con la que produjo Bill Clinton durante su presidencia.
Así mismo, destacó la reforma de la salud que se aprobó en el 2009 y a través de la cual más de 20 millones de personas que hasta ese momento no contaban con seguro pudieron adquirir uno. Bajo la ley, EE. UU. avanzó hacia un cubrimiento casi total (el 95 por ciento) y se forzó a las aseguradoras a aceptar personas con dolencias preexistentes.
Su legado en este campo, no obstante, está amenazado, pues Trump ha prometido acabar con esta ley, que se conoce como ‘Obamacare’.
DC|ET