La reina Isabel II asistió hoy a un servicio religioso en la iglesia de Santa María Magdalena cercana a su residencia de Sandringham, en el este de Inglaterra, tras varios días de convalecencia por un fuerte resfriado que la obligó a quedarse en casa.
Esta dolencia, que también afectó inicialmente a su esposo, el príncipe Felipe, le impidió asistir, como hace tradicionalmente, a los servicios religiosos de Navidad y Año Nuevo que se llevan a cabo en este mismo templo.
La soberana, de 90 años y que lucía un atuendo azul eléctrico, llegó a la iglesia en un Bentley morado, acompañada de su esposo, y fue recibida por una pequeña multitud de admiradores.
DC/EN