Mezutti, por Luis Acosta 

Por los corrillos de Radio Caracas o de alguna otra planta televisiva, había escuchado el apellido Mezutti, pero no lo había relacionado como Roberto. Así pues, fue una impresionante sorpresa la forma como lo vimos en el programa de Wladimir a la 1, del día 8 de diciembre pasado. La primera apariencia fue la de un artista entre 40 y 50 años de edad, de buena presencia y sonrisa ruidosa; de voz fuerte y palabras que se confundían con el raro humor de reír sin ganas de hacerlo.

La impresión segunda fue la actitud de un chavista más chavista que el presidente Maduro donde resaltaba no a Hugo Rafael sino a Maduro. Entre las cosas, dijo que Maduro tiene 3 años invitando a la oposición al Diálogo (sic). Agregó que el hombre más modesto y humilde de Venezuela es el presidente obrero (sic); dijo también que mientras él trabajó con Marcel Granier, éste lo había tratado bien aunque su alrededor estaba conformado por oligarcas y jefes mal educados y soberbios que no tenían fresco ni el ambiente, ni el sentir. Pero la forma y modo de hablar de Mezutti la expresaba como los gallitos de pelea, duros e indelicados, tanto que Wladimir, su amigo y compañero de tolda unas veces y de trabajo otras, no podía soportar semejante actitud de aquel hombre arrogante, adulante y falto de equidad que tenía en el frente. Al menos era eso lo que se veía y oía. Después supimos por el mismo presidente Maduro, al que no se cansó de adular, que lo había llamado para presidir La Casa del Artista, institución de la cual por más de 17 años el gobierno Chávez-Maduro nunca se había ocupado y, además, al señor Mezutti no se le vio ni la sombra por ese núcleo de arte, fundado y presidido con distinción y aprecio por el gran Amador Bendayan y, posteriormente, por otra grande, Mirla Castellanos.

Ahora el señor Mezutti se presenta como el *salvador del asunto*, con poca prestancia y peor calidad humana, para dirimir la dirección de la casa de los golpeados artistas, que han tenido que irse del país – de su país – para poder mantener a sus familias.

Mientras eso ha venido sucediendo desde el año 99, el señor Mezutti nunca había dado muestra de querer ayudar a la abandonada Casa del Artista, de ese selecto y maravilloso grupo de compositores, artistas y actores de primera líneas que, lamentablemente, poco a poco tuvieron que controlar sus garras, su voluntad, y sus deseos de trabajo, ante el acoso de su libertad, por no adaptarse a los requerimientos

del proyecto político que había llegado al país y ganado el gobierno que manejaba su gobernanza y administración.

De suerte pues, que es válido aclararle, al desenfrenado y fanfarrón señor Mezutti, que para ser humilde, simpático, agradable y educado no sólo se necesita ser chavista, comunista o socialista sino, que basta con haber tenido y venido de padres sensibles y sencillos, recatados y llenos de cortesía para aplicar, en su vida llana, el cortés ¡gracias¡ El saludo de los ¡buenos días!; y el bello factor de ¡Bienvenido! O el ¿Cómo está usted?

Recordamos que en las casas zulianas, por ejemplo, las madres enseñaban a sus hijos a darles las gracias al vecino, saludar con educación y respeto al transeúnte y afinar el tono y toque de voz para servir al amigo y estimularlo con aprecio. Por otro lado, cediendo el paso al mayor de edad y frenar el carro ante el paso peatonal y al cambio del semáforo.

Luego, le recordamos al acalorado señor Mezutti que muchas veces por estar reclamando podemos quedar debiendo. En Corolario, el carácter fuerte no es para gritarlo sino, para trabajar con él y dirigirlo con una decencia especial.

¡Que así sea!

 

DC / Luis Acosta / Artículista

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