Culminaron las fiestas decembrinas y comenzó el nuevo año, el país vuelve a la dinámica política electoral, el gobierno ya realizó sus enrosques respectivos, como estrategia contraofensiva del ala radical, a los actores de la oposición que asumieron los cargos directivos de la Asamblea Nacional, las caras de los políticos, siguen siendo las mismas, difícilmente alguno de estos representantes de la propia clase política que confunden y se diferencian por hacerse llamar de derecha o izquierda, pueden representar algo distinto; tal como lo recoge la letra de la canción “Hipocresía” de Rubén Blades, “sólo hay excusas y pretextos, una retórica maltrecha, para un planeta de ambidextros”.
La perspectiva política – económica para el primer trimestre del año, será caótica, de mayor enfrentamientos, señalamientos y confrontación. Con la intención de la oposición de calentar las calles y el gobierno de justificar una intervención de estado de sitio y desconocimiento formal de la institucionalidad del órgano legislativo nacional. Los errores cometidos durante el 2016 por los representantes del G4 de la MUD (PJ – AD – UNT – VP), tratarán de ser enmendados con acciones radicales que permitan recuperar confianza y credibilidad en el pueblo defraudado, sin embargo la falta de unidad, los protagonismos presidencialistas y las apetencias de ganar gobernaciones y alcaldías, privarán como la Realpolitik.
En lo económico, la situación de crisis se recrudecerá, muchas empresa cerraron el 2016, dejando a miles de trabajadores desempleados, las solicitudes de reenganche en las distintas sedes de las Inspectorías del Trabajo en el país, sobrepasaron los esquemas de años anteriores; la inflación podría alcanzar el 2000 % según cifras del Fondo Monetario Internacional; aunado a la inactividad de las empresas durante los primeros tres meses del año, lo que representará según el Presidente de Fedecamaras, Francisco Martínez: “mayor desabastecimiento y venezolanos con más hambre”.
Mientras, el gobierno sigue dependiendo exclusivamente de la renta petrolera, a la expectativa de la evolución del precio del petróleo, con la estrategia OPEP de restringir la producción para apuntalar los precios, sin embargo según el Director General de la Agencia Internacional de Energía (AIE), Fatih Birol, la inversión en nueva producción de petróleo probablemente caerá por tercer año consecutivo en 2017 ante la persistencia de una sobre oferta global del recurso, lo que aumentaría la volatilidad en los mercados de crudo.
Contrariamente, a las perspectivas señaladas para Venezuela, el economista jefe para la región del Banco Mundial, Augusto de la Torre, pronostica que se reactivará el crecimiento latinoamericano a través del comercio, considerando que para el 2017 se acaba la desaceleración económica, anticipando un crecimiento positivo para la región, especialmente para Brasil y Argentina, garantizando un nuevo equilibrio de crecimiento, con el apoyo de los mercados internacionales; representando una nueva reorientación económica hacia la producción de bienes y servicios, con el desafío de generar políticas públicas que facilite la transferencia de recursos, con apoyo y asistencia a ciertos segmentos de la fuerza laboral a colocarse bajo ese nuevo modelo de crecimiento.
A estos países, se incluyen, Perú, el cual ha tenido un crecimiento económico de forma continua, significando mayor equidad social entre sus habitantes; Colombia, que durante los últimos 10 años ha visto aumentar su inversión privada, con grandes exportaciones en distintos rubros; y Chile, considerado el país más estable y con el PIB percarpita más alto de toda Latinoamérica.
Vista esta realidad Latinoamericana que nos coloca en una situación rezago, ante nuestros vecinos, se hace necesario romper con el continuismo y con el modelo de confrontación política polarizada que se ha mantenido durante más de 18 años, derivando el agotamiento del sistema democrático y de sus instituciones, el deterioro de la calidad de vida, la diáspora poblacional de jóvenes y talentos, la desesperanza de la ciudadanía, ante el descredito de una clase política, que no ha logrado dar respuestas políticas, ni económicas, a una población agotada de promesas de cambio.
En este 2017, es imperante el despertar de la conciencia ciudadana, que responda ante este descalabro; en los barrios, en las universidades, en los gremios, con los ciudadanos indignados y con un nuevo liderazgo político que represente una propuesta coherente.
DC / Alfonso Hernández Ortíz / Politólogo – Abogado – Consultor Organizacional / @AlfonsoZulia / ahoconsultoria@gmail.com