Sean Spicer, portavoz de la Casa Blanca, declaro recientemente que: “EEUU revisará y evaluará sus políticas con Cuba, basados en el respeto que exista en esta Isla, en cuanto a los DDHH.” Esta medida, aceptada por todos los demócratas latinoamericanos, viene acompañada con el profundo deseo de que se realice desde la nación norteamericana, como de la ONU y la OEA; logrando determinar las distorsiones existentes en América Latina.
Spicer aseguró que el presidente, D. Trump, “está comprometido con una agenda que garantice los Derechos Humanos para todos los ciudadanos del mundo”, por lo que ese tema ocupará un lugar “principal” en la revisión de la política con Cuba, reseñó EFE. Dando u ofreciendo así, la apertura del perfil en el cual esta administración norteamericana se manejaría sin mencionar los intereses subyacentes, que existirán en toda convivencia continental.
El caso Venezuela, posee mucha tela que cortar, en tan áspero recorrido, la igualdad paso a ser un cuento del nunca jamás, la casta revolucionaria discrimina entre la libertad y la igualdad, y las distinciones que existen entre la religiones, el sexo, y la condición política diferentes a la de esta especie de ungidos por la riqueza petrolera venezolana, que por cierto ha generado para sí, en estos últimos 25 años, para fines políticos y no para el desarrollo económico de todos los venezolanos.
Con los estándares ofrecidos por la administración “Maduro-Chávez”, la gente no vive sino, sobrevive en condiciones precarias, sometidos a la bota militarista, tal cual esclavitud moderna. Los Cuerpos represivos del estado, someten a tortura y trato cruel a todo aquel que se les resista y coloquen a la democracia como bandera política; el sector empresarial cada día más débil, es sometido dentro del marco jurídico más frágil y acomodaticio que existe en Latinoamérica. Por lo cual, esto se traduce a la aplicación caprichosa de la ley y la justicia.
La participación protagónica, es reducida, a las marchas donde los empleados del gobierno nacional, obligados a cargar los colores y fetiches revolucionarios, actúan como mirones de piedra ante tanta injusticia. La propiedad privada, esta sujeta a los intereses particulares de los personeros del régimen, cuyas ansias de enriquecimiento los lleva a arrastrar a la muerte a ciudadanos, familias y grupos, propietarios de bienes de producción.
En este cúmulo o sumatoria de miserias, estos pueblos desguarnecidos de todo Derecho Humano, luchan con pujante esperanza por una democracia y un gobierno que no sea más de los mismos. Que logre darle a nuestro país, la vida digna que nos merecemos. Es por ello que, a pesar que tengamos que padecer los males de los remedios a recibir para salir de tan profunda enfermedad; pensamos que con el tapiz de los DDHH de guía, seguramente lo asumiremos con gran esperanza.
DC / Dr. José Ernesto Pons Briñez/@joseponsb/Movimiento de Ascenso Social/MAS