Por Globovisión se está desarrollando, los jueves de cada semana, un programa con las participaciones del veterano comunicador social Manuel Felipe Sierra, el abogado y diputado Germán Ferrer y el periodista Wladimir Villegas, quienes lo dirigen. Luce como si el canal haya querido manejar algunas ideas con el espíritu sensato de ayudar en la difícil tarea de armonizar entre el gobierno y la oposición, buscando, por añadidura, mucho calor y poco amarillismo. Pero ello es muy complejo y se imposibilita por la falta de uso de las facilidades que da la tal democracia, amén del compromiso político de los actores. Por esos factores, todo queda empatado, ¡nada nuevo y útil!
Veamos por qué. En primer término, al diputado Ferrer le es ajena una causa política equilibrada porque llega al programa con misión y visión sesgadas a favor de su tolda partidista; su estatus, su identidad y participación en el gobierno anula la vinculación con la idea democrática e imparcial del programa. Le es dificultoso, por ejemplo, reconocer el abuso del gobierno en su trato ventajoso y agresivo en tiempos de la televisión. Igualmente, cómo reconocer que los diputados de Amazonas son legítimos de toda legitimidad por cuanto fueron proclamados por el CNE como ciertos de un contaje electoral y, así, reportados por esa institución, en su cartel legal, a los otros órganos del estado. En todo caso, si aparecieran vicios de fondo en esas elecciones, entonces toca manejar el proceso de desincorporación ante la AN, cuya autonomía tiene esa competencia. Por otra parte, cómo puede el diputado Ferrer negar las elecciones de gobernadores, cuya validez y fecha son una obligación constitucional insalvable por democrática y útil ante las fe de los pueblos, independientemente de los altos y bajos de los actores políticos en las encuestas. Todo esto tiene trancado el juego democrático, cuanto más en tanto el gobierno se atreve a usar las ventajas del poder de forma no claramente democráticas. He allí la figura del “desacato”. Entonces, así son las reglas del comportamiento político en las jugarretas del poder.
Wladimir, en cambio, viene haciendo un papel fino, equilibrado y, además, plural. En efecto, mirando como principios los intereses del país, cuida la sustentación del evento, aun cuando él fue funcionario importante de este gobierno lo cual hace su postura más valiosa. En efecto, trata de sacar provecho a favor del Diálogo, pero dándole fuerzas a las soluciones con propuestas efectivas y no afectivas, llenas de valores periodísticos por causa de su objetividad. Si Manuel Felipe, con su experiencia y paciencia, irrumpiera con más vigor tanto con lo de adentro, como con los mensajes de afuera, le fuera más factible atacar con coraje y profundidad lo que pasa entre el gobierno y la oposición en Venezuela; daría a cada cual el lugar que le corresponda y agregaría analogías y vivencias de la vida nacional. Y si no quiere directamente, el es hábil para usar la anécdota como comparación y, de este modo, hacer llegar a la mesa lo que ayude a la solución del problema. En efecto, el moderador es el que más sabe, no el que menos oye, si no, se convierte en un sabio escondido y nosotros sabemos que él no lo es.
Nada de esto puede aceptar Ferrer, y pocas las ocasiones de Germán para ser ecuánime. Por eso, él no debe aprobar y aceptar esas participaciones y no debiera su equipo estar allí tanto más cuanto tiene mucho que perder en el manejo serio, elegante y prudente como el conduce y desarrolla su programa “Criterios” al cual le pone el equilibrio que le está prohibido exhibir en el programa Análisis Político. Por su lado, Wladimir Villegas se las trae. Su versatilidad es elocuente, no importa quién sea el interlocutor. En efecto, lo limpio de sus intervenciones y entrevistas es que no muestra sus parcialidades, si es que las tiene, y no rompe la armonía en su análisis situacional que vale la pena verlo y oírlo porque abre siempre las soluciones posibles y honestas, plantendo que, en todo caso, el que más debe dar ejemplo y tener coraje es el gobierno. ¡Y esa es la verdad!
DC / Luis Acosta / Artículista