Hidrata nuestro cuerpo por su alto contenido de agua (alrededor del 80% de su composición).
Es diurética, reduce la acumulación de líquidos, los calambres en los miembros inferiores (piernas y pies) y la presión arterial elevada, debido a su gran cantidad de potasio.
Entre sus vitaminas, cuenta con las del grupo E, conocidas por ser fuertes antioxidantes.
Al contar con fibras solubles e insolubles, puede ser empleada tanto en personas con estreñimiento como con diarrea. En el primer caso es preciso consumirla cruda y con cáscara y en el segundo, asada o en forma de compota.
La cáscara de la manzana tiene pectina. Esta fibra protege la mucosa intestinal. Si la lavas bien antes de comer, no tendrás que pelarla para disfrutar de todos los beneficios a nivel digestivo. Además, varios estudios revelan que la pectina tiene un papel decisivo para evitar ciertos tipos de cáncer como, por ejemplo, el de colon.
DC/Agencias
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