En una esquina salió un jovencito que no pasaba de 20 años de edad. Era moreno y en su mano tenía un revólver. Esperaba que se acercaran dos jóvenes, quienes caminaban libremente por la calle. Aún estaba oscuro, eran alrededor de las 5:00 a 5:30 de la mañana, y estos muchachos se convirtieron en su presa.
“Dénme los celulares”, dijo el delincuente quien se notaba bastante nervioso, pero como estaba armado impidió el paso de los jóvenes.
“¿Cuál celular? Yo no te voy a dar nada”, fueron las palabras de Wilmer Antonio Vargas Fernández, de 25 años de edad, quien tras resistirse al robo fue asesinado. El crimen se consumó en la calle 3 con 19 de Cerritos Blancos, comunidad ubicada en la parroquia Juan de Villegas, en Barquisimeto.
Vargas Fernández estaba en compañía de un amigo de nombre Santiago. Se encontraban un poco embriagados, pues habían pasado la noche compartiendo con sus amigos. Al amanecer acompañaron a una muchacha a su casa, pero aún les quedaba media botella y decidieron ir a donde Santiago para seguir tomando.
Caminaban solos, cuando se toparon con el delincuente. El hampón estaba acompañado por dos más, que lo esperaban en otra calle.
Una vez que Vargas Fernández se negó a dar sus pertenencias, el malandro haló del gatillo, pero el arma no accionó.
“Mano, corre”, dijo el muchacho a Santiago y nuevamente el delincuente disparó, está vez el proyectil salió, pero no acertó. Los jóvenes corrieron y una tercera detonación hizo detener la marcha de Vargas Fernández, quien a mitad de camino le indicó a Santiago que lo habían herido.
“No te veo nada”, le decía, al mismo tiempo que el muchacho se desmayaba en sus brazos. Santiago entró en desesperación, comenzó a llorar y pedir auxilio, pero ningún vehículo se detenía, por lo que dejó a su amigo allí y corrió dos cuadras hasta su casa para despertar a su madre y a los vecinos. Vargas Fernández fue llevado a la casa de Santiago y a pesar de que lo revisaban no le veían sangre, pero él decía que se sentía mal.
La madre de Santiago observó que el joven estaba muy pálido, decidieron que era mejor llevarlo hasta el ambulatorio de La Paz. Una vez que fue ingresado, a los diez minutos salió una doctora a indicar que había fallecido. Así lo relató su amigo, quien estaba bastante afectado por todo lo sucedido.
Un disparo en la región lumbar del lado derecho causó la muerte.
La víctima era el menor de dos hermanos.
Estaba residenciado en la calle 1 entre 21 y 22 de Cerritos Blancos. Tenía cinco años trabajando en una empresa que tiene contratación directa con Hidrolara.
Sus familiares y amigos indicaron que era una persona trabajadora. Exigen justicia.
DC|IMP