Al interior de un simulador construido en la Universidad de Ingeniería y Tecnología de Perú crece una «súper papa»: un tubérculo que ha resistido a condiciones extremas como parte de un experimento que evalúa la posibilidad de su cosecha en Marte.
El aparato fue construido por el astrobiólogo Julio Valdivia y sus alumnos. Aún no emula los niveles de gravedad marciana -que es equivalente a un tercio de la terrestre-, pero por el momento sí desciende hasta diez grados bajo cero. Asimismo, la presión simula condiciones de 6.000 metros de altitud y posee un sistema de luces para imitar el día y la noche.
Cosechar papas en Marte -como lo hace Matt Damon en el filme The Martian (2015)- es uno de los proyectos más ambiciosos de científicos peruanos asociados con la NASA. Sin embargo, para lograr una hazaña así, primero se tendría que encontrar una variedad de papa que pudiera sobrevivir al cultivo en invernaderos especiales en los desiertos fríos y secos del planeta rojo. Aunque las posibilidades de lograrlo aún son inciertas, los investigadores creen que su experimento podría culminar con éxito si lograran conseguir los 100.000 dólares de presupuesto que requieren para seguir adelante con el proyecto.
Valdivia, un científico asociado al Centro de Investigación Ames de la NASA, reconoce que la mayor dificultad para seguir adelante con el experimento es el factor económico. Según explica, construir el simulador costó 3.000 dólares, pero en Estados Unidos uno parecido costaría 500.000. «Ha sido amor a la ciencia, porque finalmente queríamos tener resultados previos para poder buscar financiamiento en un proyecto más grande», afirma.
Por ahora, los científicos del Centro Internacional de la Papa y de la Universidad de Ingeniería y Tecnología de Perú ponen a prueba los límites de las «súper papas» a temperaturas bajo cero, presiones muy bajas y concentraciones de dióxido de carbono extremas.
«Estamos experimentando con altas concentraciones de dióxido de carbono (CO2) de entre 10% y 20% (en la Tierra solo tenemos 0.04)», dice el peruano David Ramírez, doctor en ecofisiología vegetal que integra el equipo investigador. No obstante, reconoce que les falta incrementar la concentración de CO2 para llegar al nivel existente en la atmósfera de Marte, que es de 95%.
Ray Wheeler, biólogo que lidera investigaciones con cultivos en el Centro Espacial John Kennedy de la NASA, dijo a The Associated Press que la supervivencia de plantas cosechadas en Marte sería imposible a causa de la baja presión, temperaturas bajas y falta de oxígeno. Sin embargo, indicó que sí podrían resistir en un invernadero con presión reducida y altos niveles de dióxido de carbono. Añadió que la mayoría de investigaciones sobre crecimiento de plantas en el espacio se ha centrado en la optimización de ambientes para obtener altos rendimientos de oxígeno y alimentos.
«Pero la comprensión de los límites más bajos de supervivencia (vegetal) también es importante, especialmente si se considera desplegar algún tipo de sistemas de crecimiento de plantas antes de que lleguen los seres humanos», dijo Wheeler, quien ha pasado gran parte de sus más de 30 años de carrera estudiando papas en ambientes controlados.
El año pasado, durante la primera fase, los científicos lograron sembrar plantas de papas en suelos de muy alto contenido salino y con muy baja concentración de materia orgánica, que extrajeron de un desierto local llamado Pampas de La Joya, en la costa sur de Perú, donde llueve poco más un milímetro al año y cuyas características son las más similares al suelo marciano encontradas en la Tierra.
Usando su propio dinero, transportaron hasta el Centro Internacional de la Papa, ubicado en Lima, unos 700 kilos de tierra del desierto sureño y sembraron 65 variedades de papas. Al final sólo las pertenecientes a la población «LTVR (del inglés ‘Low-land Tropical Virus Resistant’)» y la variedad «Tacna» lograron crecer, pero para lograrlo tuvieron que ser colocadas previamente en unas pastillas con una alta cantidad de materia orgánica.
En una futura tercera fase del experimento -actualmente están en la segunda-, tras determinar los límites de vida de la papa, se tendría que usar una nueva tecnología «para mejorar la papa desde el punto de vista biotecnológico» o para mejorar el suelo marciano usando la nanotecnología», dice Valdivia. En la última fase, una misión robótica a Marte llevaría los cultivos para probarlos en un invernadero. La NASA espera enviar seres humanos a largas travesías espaciales, incluso a Marte, en la década de 2030.
Desde hace siete mil años, la cuna de este tubérculo está en los Andes cercanos al lago Titicaca. La papa -con más de 4.000 variedades- es el tercer cultivo más consumido en el mundo después del arroz y el trigo, según la agencia de alimentos de Naciones Unidas.
DC|AP