Amenazados o no, los policías significan un trofeo preciado para los delincuentes de Caracas, y el municipio Libertador (de todo lo que comprende la Gran Caracas) se ha convertido en la zona más peligrosa para ellos. No en vano este año han asesinado a 16 funcionarios de distintos organismos de seguridad en esa jurisdicción, de un total de 25 que han sido reportados hasta ahora.
Los sectores del 23 de Enero, La Pastora y El Cementerio (todos al oeste de la capital) son los de mayor incidencia delictiva en contra de los uniformados.
Y los funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) lideran la lista de asesinados con 6, mientras que la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) y el Cicpc suman 5 bajas en cada organismo de seguridad.
Un elemento clave y que llama la atención de los expertos en materia criminal, es que todos los funcionarios asesinados, con excepción de uno arrollado, fueron atacados a tiros.
El comisario jubilado y fundador de la PNB, Luis Rodríguez Vieira, destaca que ha existido una desviación severa en la función policial, al punto de que los uniformados se han convertido en objetivo central de las bandas criminales que operan en Caracas.
Por ello, a su juicio, resulta atractivo que un pistolero ataque y neutralice a un policía hasta quitarle la vida, para hacerse de su arma de reglamento y obtener estatus.
Y así lo reflejan las estadísticas, pues de los 25 policías asesinados este año, 15 de ellos estaban francos de servicio, es decir, expuestos al hampa ciudadana en los distintos sectores populares donde los atacaron y fueron víctimas del robo.
El riesgo para los funcionarios aumenta los días miércoles y se extiende hasta los domingos, pues durante esos días se ha registrado el mayor número de homicidios: 8 crímenes los miércoles, 7 los sábados y 4 los jueves y domingos.
Las horas nocturnas son las de mayor incidencia, sobre todo durante las madrugadas.
Y la edad promedio de los funcionarios caídos está entre los 25 y 35 años.
«Allí hay un elemento importante y es la preparación que debieron tener estos funcionarios para saber enfrentar situaciones hostiles», refirió el comisario jubilado.
Algunos procedimientos quedan empañados
El doble homicidio registrado la noche del jueves en el callejón Vargas de la Cota 905, donde las víctimas fueron dos funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) levantó sospecha entre los mismos compañeros de los caídos.
El reporte oficial dejó claro que ambos efectivos fueron emboscados por un grupo de hampones del sector, que les disparó en ráfaga cuando cumplían con un procedimiento de patrullaje a las 11 y media de la noche de ese día.
Sin embargo, otros funcionarios de ese mismo organismo, más allá de lamentar la pérdida de sus dos compañeros, se atrevieron a denunciar la mala práctica policial de ese día.
No se identificaron por razones obvias, pero dijeron que los once funcionarios que acudieron al sector «estaban coordinados con delincuentes y tenían que reunirse».
Por eso, cuando caminaban desde el callejón Bucare hasta el Vargas los atacaron sorpresivamente.
«Nosotros tenemos prohibido patrullar en esa zona, no podemos penetrar barrios sin autorización de la superioridad, más aún la Cota 905 donde hay advertencias y ataques reiterados a los policías», dijeron.
«Esto evidencia la capacidad que existe dentro de la policía para empañar procedimientos mal hechos», refieren.
Pese al saldo lamentable, los uniformados insisten en la necesidad de un plan de choque con contundencia para atacar el hampa, ya que el poder de fuego de las bandas criminales los supera fácilmente. Amén de las conexiones entre ambos.
Lista de los funcionarios caídos
DC|El Universal