Ante la grave situación que está atravesando el país, se presenta un enorme desafío para quienes hemos asumido quedarnos a dar la lucha participando desde distintas trincheras con la firme convicción de rescatar la esencia de la Democracia en Venezuela, esencia que algunos consideran perdida, entendiendo que la Democracia solo tiene que ver con las instituciones del gobierno, pues no, la Democracia debería existir en las parejas, en las familias, en las empresas, en los sindicatos, en los partidos políticos, en el Estado.
Según, José Toro “La Democracia no es una ciencia, no es un dogma, no es un partido, no es una política. La Democracia es una forma de ver el mundo; es un modo de ser, una forma de vivir y de estar en el mundo. En una palabra, la Democracia es una Cosmovisión”. La Democracia es una decisión que hemos tomado los ciudadanos que vivimos en un país, que se rige por principios y normas, así como también la Democracia es una filosofía de vida, que trasmitimos a nuestros hijos, que modelamos desde nuestro comportamiento, que delineamos desde nuestros hogares, espacios públicos y sitios de trabajo.
En nuestra Constitución Nacional, el artículo segundo inicialmente establece que “Venezuela se constituye como un Estado Democrático, Social de Derecho y de Justicia”, y una de las formas de participación de la Democracia, la ejercemos a través del voto. En el artículo 63 de la Constitución, se precisa que el sufragio es un derecho, que se “ejercerá mediante votaciones libres, universales, directas y secretas”. En tal sentido los agentes del gobierno, electos en Democracia deben promover y cumplir con el precepto y derecho constitucional de hacer elecciones, un demócrata se mide, celebra sus victorias y recapacita ante sus derrotas, he allí inmerso el principio de la ética y el pluralismo político.
De igual forma la misma Constitución en su artículo 67, establece que en los partidos políticos, los organismos de dirección y candidatos a cargos de elección popular deberán ser seleccionados en elecciones internas con la participación de sus integrantes; esencia que deriva que “los partidos políticos deben ser democráticos y sus dirigentes deben impulsar y promover la democracia interna a través de elecciones”, ya que contradictoriamente no puede exigirse Democracia hacia afuera y a lo interno no son demócratas, violando a la vez un mandato constitucional.
Por lo tanto, podría afirmarse que lo principales responsables de la crisis de la Democracia, son los mismos políticos, que han perdido legitimidad, protagonismo como agentes por excelencia en la defensa del sistema democrático, han provocado la desconfianza en los ciudadanos, la deslegitimación del sistema político e institucional, la desintitucionalización de la vida económica, política y social del país, ya que sin una dirigencia consolidada con legitimidad social y capacidad para proponer alternativas, no hay verdadera Democracia.
En este contexto, el país aclama una nueva arquitectura institucional y una profunda autocritica de la clase política, su reto y compromiso debe estar orientado en rescatar el sentido, la esencia y el concepto compartido de la Democracia, los políticos con convicción democrática están en la obligación de diferenciarse de la clase política tradicional, que no solo están en las filas del oficialismo, también están incrustados en los partidos políticos de la oposición, quedando deshabilitados y deslegitimados para proponerle un futuro distinto a Venezuela.
De tal manera, es menester que los ciudadanos de a pie, los líderes sociales, los representantes gremialistas, los estudiantes, profesores, los intelectuales, los trabajadores, los políticos decentes y demócratas que aun existen, trabajemos en conjunto por restablecer el protagonismo de la Democracia; exigir y convocar el derecho al voto y el cambio político en todas las instituciones, a fin de darle significado a la política y colocarla al servicio de la gente.
Ante esta emergencia el llamado es a los nuevos actores sociales y políticos, a rescatar la Democracia, ya que el drama que se plantea es el desencanto y desesperanza que implica hasta la “muerte de la política”, de la democracia recientemente restaurada por quienes impulsaron la “revolución”, para diferenciarse del pasado, he allí el reto de los demócratas.
DC / Alfonso Hernández Ortiz / Consultor Organizacional / ahoconsultoria@gmail.com / @AlfonsoZulia