Richard Jesús Delgado Rodríguez, de 28 años, confesó haber asesinado a Omaira Yamilet González Useche, de 23 años, y a Carlos Alberto Castro Alzualde, de 26, la pareja de novios con quienes compartía y trabajaba desde hacía varios años, pues eran sus amigos personales.
Dijo que un primo y otro amigo lo ayudaron a cometer el doble asesinato el domingo 9 de abril en la vivienda de la pareja, ubicada en el conjunto residencial Moro Juan de la urbanización La Rosa de Guatire.
Funcionarios del Eje de Homicidios del Cicpc de Guarenas lo capturaron la tarde del viernes 14 de abril (un día después del hallazgo de los cadáveres) cuando se acercó a la familia de Carlos a pedir información acerca de lo actos velatorios.
Intentó hacerse el sorprendido y dolido por la muerte de sus dos amigos, pero cuando los funcionarios del Cicpc llegaron a interrogarlo se sintió acorralado y confesó el hecho.
Sobre él recaían todas las sospechas, porque eran muy íntimos y no había aparecido desde que consiguieron los cuerpos y, además, no tenía explicación lógica cuando le preguntaban por la pareja.
Richard creció y se crió con Carlos, por lo que era muy querido en la familia del fallecido.
Ambos jóvenes trabajaban juntos en la reparación de aires acondicionados.
Cuando confesó el doble homicidio, dijo que la causa había sido la venta de unos dólares que le dio a Carlos para que los vendiera y nunca se los pagó.
Refirió que le había insistido varias veces a su amigo para que le cancelara en Bolívares el negocio que habían acordado, pero Carlos se negaba y le decía que «había tenido problemas con esos dólares porque eran falsos».
El domingo 9 de abril, Richard le pidió a su primo Jesús Rafael Rodríguez, de 36 años, (habitante de Caucagua), que lo acompañara a la casa de Carlos. Luego contactaron a Eduardo Mijares Lecuna, de 23 años, un amigo de ambos y dueño de un vehículo taxi, para que los trasladara a la urbanización.
Ese día llegaron a la casa de la pareja y comenzaron a discutir nuevamente por el dinero. Richard dijo que atacó a su amigo con un martillo hasta matarlo, mientras el primo sometía a la novia.
Tras su detención, reveló que decidieron asesinar a la mujer porque era testigo y los podía delatar. Por ello, acordaron simular un robo a la vivienda y se llevaron varias pertenencias, dejando una nota que decía: «Por sapos, la película sigue». Una vez que los funcionarios del Cicpc lo interrogaron, él mismo colaboró y ofreció los datos necesarios para lograr la captura, horas después, del primo y del amigo taxista.
DC/EU