Se han intensificado grandes movilizaciones en el país y la principal de ellas el 19 de abril en Caracas. Desde 26 puntos se desarrollaron ríos humanos defendiendo a cada paso el rescate de la democracia. El respeto a la Constitución y el reclamo de cambio.
La respuesta del Gobierno no ha podido ser más brutal: desataron niveles de represión incalificables, hicieron uso desproporcionado de la fuerza con intenciones superiores al objetivo de dispersar la marcha. Hablo con propiedad por haber participado activamente en la Av. Fajardo: tanquetas avanzando hacia la gente, perdigones, bombas y todo tipo de métodos crueles por parte de esa mezcla maligna de guardia nacional, policías, colectivos y agentes cubanos, disfrutando sádicamente el uso de todos los medios para lesionar las multitudes. Hay más de 400 presos, 10 muertos en los últimos días y decenas de heridos.
El régimen se mueve con absoluta torpeza, anarquía en los mandos, formato del caos y el trauma del “Carmonazo”.
Resulta vergonzoso escuchar a Maduro en sus largas chácharas amenazantes para luego concluir diciendo que José Vicente Rangel y Herman Escarrá deben montar una nueva mesa de diálogo. La gran pregunta es: frente a este Presidente mentiroso, ¿quién es su fiador?
Venezuela vive un momento doloroso, peligroso, que puede terminar convertido en una gran oportunidad para la construcción de un nuevo modelo caracterizado por la Democracia: libertad, igualdad, productividad y ética, son componentes indispensables para la nueva Venezuela.
Es necesario derrotar visiones inmediatistas, mesiánicas y violentas. El oficialismo intriga para dividir y desmovilizar, reprime y amenaza para sembrar miedo y miente para justificarse.
Los venezolanos no podemos ceder ni un centímetro la lucha que tenemos en la calle, pero estamos obligados a alertar que hay sectores induciendo a la violencia y eso es caer en la trampa del Gobierno. Las acciones brutales tienen como objetivo levantar la indignación para apartarnos de la razón. Los gases tóxicos pueden quitarnos la vista y la respiración momentáneamente, como nos ocurrió el 19A, pero no podemos “bailar al son que nos toque el Gobierno”. Estamos obligados a desarrollar un programa de lucha en rebeldía pacífica, con métodos ajenos a la violencia, sobre todo cuando nos acompañan dos elementos de éxito: la razón y la fuerza del pueblo.
La comunidad internacional está activada en solidaridad con los valores democráticos de nuestra Nación. Los venezolanos se preguntan ¿qué pasa con los militares? Allí hay un mar de contradicciones. No debe confundirse a un grupito de generales ladrones con el resto de la institucionalidad. Padrino López está cada día más deslegitimado en su servilismo hacia su jefe: Raúl Castro y ha enviado para su casa a más de 300 oficiales activos de las Fuerzas Armadas, acusados “de no ser confiables”. Es esto lo que no los deja dormir en paz y los tiene enloquecidos.
DC / José Luis Pirela / Diputado AN por San Francisco– Zulia / Notas Progresistas / http://movimientoprogresista.org.ve / @joseluispirelar