Hay que enjuagarlas con agua fría antes de comerlas, incluso aunque sean ecológicas, para evitar la propagación de patógenos. Finalmente, conviene secarlas con un paño limpio o con papel de cocina para reducir al máximo las posibles bacterias. Esto se debe hacer tanto con las frutas y verduras sin piel (ni cáscara) como las que la tienen (como naranjas, plátanos o melones).
Comidas enlatadas
Probablemente tengas en tu despensa al menos una docena de latas “por si acaso”. Siempre es bueno estar preparado ante cualquier eventualidad: desde que se nos haya olvidado hacer la compra hasta el apocalipsis. Estas variedades de legumbres son ideales para ahorrar tiempo. Sin embargo, el líquido que las conserva suelen tener sodio y, por ello, es necesario drenar el contenido y enjuagarlo con agua fría.
Botes de comida
Bajo la misma lógica de las latas, los botes de tomate, mermeladas o de cualquier otro producto deben lavarse a fondo y secarse antes de usarlas para evitar que las partículas de suciedad contaminen su interior.
Arroz
El arroz debe ser enjuagado con agua fría y drenado por los menos dos o tres veces antes de cocinarlo. Lavarlo elimina los almidones de la superficie de los granos y cualquier bacteria presente. Asimismo, el agua también sirve para eliminar el arsénico propio de los arroces más exóticos.
Latas de bebida
Conviene pasarlas por agua como medida de precaución frente a bacterias presentes en el envase que podrían alcanzar el líquido en su interior. Las latas de refrescos pasan días en la fábrica, en los camiones de transporte, en los almacenes, y es fácil que se acumule algo de polvo, puesto que por lo general los fabricantes no las protegen de manera individual.
Carne roja y pollo
Lavar la carne (ya sea de pollo, de vaca o cordero) no solo no elimina bacterias, sino que aumenta el riesgo de contraer enfermedades. Con este tipo de alimentos, el agua que se utilizaría para lavar no estaría lo suficientemente caliente como para matar los microorganismos. Por ello, lo único que has de hacer es cocinar la carne a la temperatura correcta.
Ensaladas en bolsa
Este tipo de ensaladas, así como otros productos precortados y envasados como las zanahorias o el apio, ya vienen lavadas de fábrica. De hecho, pasarlas por agua en casa aumenta las posibilidades de contaminarlas con bacterias que estén en la superficie de la cocina. Además, las has escogido por pura conveniencia: están listas para el consumo directo. Aprovéchate
Pescado crudo
Al igual que con la carne, lavar el pescado crudo aumenta el riesgo de propagación de bacterias. En su lugar, pídele a tu pescadero de confianza que te quite las vísceras y lávate bien las manos antes de manipularlo. Estas dos simples acciones nos previenen de contraer enfermedades transmitidas por los alimentos.
Huevos
El lavado de los huevos es una parte rutinaria de su elaboración comercial, por lo que no hace falta limpiarlos de nuevo. Además, la cáscara -aunque fina- y la cutícula que la recubre evitan que cualquier microorganismo externo pueda entrar. Si cometemos el error de lavarlos, eliminamos esa protección natural.
Pasta
Nunca hay que ponerla bajo el agua fría una vez cocida, pues pierde porosidad y, en consecuencia, textura. Se quedaría lisa y demasiado blanda. En cambio, se puede añadir un chorrito de aceite en la cacerola y, sobre todo, la salsa antes de dejar que se enfríe.
DC/MSN