Un panel del gobierno japonés respaldó el viernes el aparente deseo del emperador Akihito de abdicar como una excepción, pero evitó una interrogante clave sobre la sucesión al trono, ahora que el número de herederos está disminuyendo.
En su informe final, el panel de seis integrantes propuso permitir que Akihito abdique conforme una ley que sería escrita especialmente para él, para evitar que otros emperadores hagan lo mismo en el futuro.
El informe dio detalles de procesos como el título, estatus y el papel que tendría un emperador que abdica y su heredero, pero evitó asuntos divisivos como si es que una mujer debe de ser incluida en la sucesión, que actualmente solo incluye hombres.
En agosto, el emperador de 83 años expresó preocupación por su capacidad para cumplir plenamente con sus obligaciones a medida que envejece, citando su edad y salud. El mayor de dos hijos, el príncipe Naruhito, es el primero en línea al trono del Crisantemo.
El gobierno ahora escribirá la propuesta de ley para que la apruebe el Parlamento.
Akihito sería el primer emperador en abdicar en 200 años. Reportes noticiosos dicen que su salida podría ser para fines del próximo año, cuando cumpla 85 años de edad y 30 en el trono.
La posible renuncia de Akihito resalta un asunto más grande: una realeza que envejece y escasez de sucesores en la monarquía de 2.000 años, preocupación que también se refleja en la población japonesa en general.
Akihito tiene otro hijo, seis años menor que el príncipe heredero, pero solo uno de sus cuatro nietos es hombre.
Conforme las actuales leyes de la Casa Imperial, solo los hombres pueden heredar el título, y a las mujeres se les quita su estatus real si se casan con un plebeyo.
Legisladores ultraconservadores en el partido oficialista del primer ministro Shinzo Abe, que domina el Parlamento, se oponen a cambiar la práctica por ser el modelo de la sociedad japonesa patriarcal. Sin embargo, académicos y legisladores de tendencia liberal favorecen un cambio más amplio para modernizar los valores sociales y hacer la monarquía más sostenible.
DC/AP