Al cuarto dedo de la mano izquierda se le ha conocido por siglos como el “dedo del anillo” porque es ahí donde se coloca el anillo de compromiso y la alianza o anillo de boda. Tradicionalmente estos anillos están hechos de oro, plata o platino y suelen ser lisos y algunas veces con una leyenda grabada en la parte interior, ya sea el nombre de los novios, la fecha del matrimonio, o una frase que la pareja elija.
Una de las filosofías que dieron origen a esta costumbre es la originada en China, en la cuál los dedos pulgares representan a la familia, los índices a los hermanos, los dedos medios a uno mismo, los anulares a la pareja, y el meñique a los hijos. Al juntar los dedos de ambas manos y doblar los dedos medios hacia adentro, te darás cuenta que puedes separar todos los dedos menos los anulares, algo que según esta filosofía, indica que las parejas están destinadas a estar juntas para siempre.
Una versión menos romántica de esta costumbre proviene de la Antigua Roma, donde las personas solían intercambiar anillos para cerrar tratos, y como la mayor parte de los matrimonios se hacían por conveniencia pues el anillo era una señal de este compromiso.
La versión religiosa de esta tradición proviene de los cristianos, ya que según San Isidro, el dedo anular de la mano izquierda tiene una vena que va directo al corazón y colocar el anillo ahí era símbolo de amor y concordia. En un inicio los anillos estaban hechos de hierro, y fue hasta el segundo siglo de la Iglesia que comenzó a hacerse en oro.