Una sorpresiva visita de los ex presidentes Álvaro Uribe y Andrés Pastrana al estadounidense Donald Trump generó una polémica y especulaciones en Colombia sobre si buscan respaldos externos contra el proceso de paz entre el gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC.
La controversia aumentó con una insólita carta de Uribe, un férreo opositor del actual presidente Juan Manuel Santos, al Congreso de Estados Unidos en la que alerta por el aumento del narcotráfico tras la firma de los acuerdos de paz.
La reunión de los ex mandatarios con Trump ocurrió hace unos días, en lo que Uribe se limitó a calificar de «encuentro social» que ocurrió por una «invitación de terceros». Dentro de Colombia, sin embargo, se interpretó como una muestra de fuerza del expresidente contra el proceso de paz a sólo un año de las elecciones presidenciales.
Voceros del Centro Democrático de Uribe no han confirmado si la reunión tuvo lugar en la residencia de Trump de Mar-a-Lago, Florida, como especulan algunos medios de comunicación. Pastrana agradeció en Twitter al presidente estadounidense «por la cordial y muy franca conversación sobre problemas y perspectivas de Colombia y la región». El domingo, Uribe envió una carta al Congreso de Estados Unidos en la que deploraba la situación de su país tras el acuerdo con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
«Nuestra economía no está en recesión por esta plaga del narcotráfico», escribió el exmandatario en la misiva, en la cual alerta por el aumento de cultivos ilícitos y porque la constitución «fue sustituida por el acuerdo con las FARC». Los expertos aseguran que el narcotráfico supone menos del 5% del PIB y que es prácticamente imposible evaluar su impacto en la economía del país.
Uribe también destacó la interferencia de Venezuela en la «riesgosa situación» que vive Colombia.
«Es una reunión casual y esperamos que no haya sido utilizada para hablar contra Colombia ni contra el gobierno», dijo el portavoz de la presidencia colombiana Alfonso Prada, quien especuló que la oposición violó «una tradición eterna en la que el trámite de las relaciones internacionales siempre están en cabeza del jefe de Estado».
Prada expresó la preocupación del gobierno porque el «tono» de la carta de Uribe recuerda a la campaña por el No, en la que el expresidente logró la derrota en las urnas de los acuerdos con las FARC. «Esa campaña estuvo plagada de mentiras y tergiversaciones», agregó el portavoz antes de agregar datos que refutaran la exposición de Uribe.
«El expresidente Uribe ya está haciendo campaña dentro y fuera del país contra la paz. Ésa ha sido su actitud permanente y creo que hay que examinar si esa reunión en Estados Unidos ha sido un acto de traición a la patria», replicó el congresista de izquierda Iván Cepeda.
El gobierno, que busca desde febrero concertar una visita oficial de Santos a la Casa Blanca, negocia con la administración Trump una visita para mayo, aunque la fecha todavía no está cerrada. La Casa Blanca no respondió de inmediato a una pregunta de AP el lunes sobre la visita de Santos.
«La razón porque no hemos tenido un encuentro antes, una cita formal, simplemente ha sido porque se ha decidido por conveniencia que lo más apropiado era el mes de mayo», dijo este lunes el embajador de Colombia en Washington, Juan Carlos Pinzón, en una entrevista con W Radio.
«Los protagonistas de esa reunión deben contarle al país cuál es el alcance y el contenido», exigió el vicepresidente Óscar Naranjo a la W, quien expresó «reparos» al contenido de la carta.
Santos ha conversado telefónicamente en varias ocasiones con Trump desde su investidura en enero. La última que trascendió ocurrió hace dos semanas, cuando el mandatario estadounidense le ofreció ayuda para la reconstrucción de Mocoa, una ciudad en el sur de Colombia donde una avalancha mató más de 300 personas.
DC/AP