Malasia confiscó un contrabando de escamas de pangolín por un valor de unos 2,1 millones de dólares, el golpe más reciente contra la explotación de esta especie de mamífero insectívoro.
El animal propio del centro de África y del sur de Asia eriza sus escamas y forma una bola para defenderse. Sus escamas están formadas de queratina, la misma proteína que se encuentra en las uñas y los cuernos de rinoceronte. Son muy utilizadas en la medicina tradicional china y su demanda ha impulsado una caza furtiva descontrolada que está diezmando a las poblaciones de pangolín.
En Vietnam y algunas partes de China también se considera un manjar la carne de pangolín. Hay ocho especies de pangolín en Asia y África, perseguidas por su carne y sus escamas. En la última década han muerto más de un millón de ejemplares a manos de cazadores furtivos, lo que ha llevado a este animal al borde de la extinción, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
Las autoridades malasias de aduanas anunciaron el lunes que las escamas estaban en dos alijos que creen que fueron enviados de desde África. Los dos cargamentos fueron incautados la semana pasada en un almacén de mercancías del aeropuerto de Kuala Lumpur después de recibir una pista, informó el subdirector de Aduanas, Paddy Abdul Halim.
El 2 de mayo se localizaron ocho bolsas de escamas de pangolín que pesaban 408 kilos, enviadas el 1 de mayo desde Ghana. Dos días más tarde se encontraron otras 10 bolsas que pesaban 304 kilogramos con origen en la República Democrática del y que pasaron por Kenia antes de llegar a Malasia el 2 de mayo.
No se hicieron detenciones. Los hallazgos se investigaban en un caso de contrabando de objetos prohibidos, informó Paddy.
DC/AP