Ciertamente los franceses son gente de hacerse notar. Por donde se hurgue la historia de occidente aparecen. Excelentes vinos, la mejor comida del mundo, su gusto por el arte que atrae como miel a los creadores y también, decenas de hechos importantísimos de política, de religión, de filosofía, de ciencia y también…. de guerras.
Francia mantuvo una guerra contra Inglaterra en el siglo XIV por más de cien años y en el XIXNapoleón dominó Europa a fuerza de batallas. Pero también dentro sus muchísimas historias guerreras hay una que se mencionapoco.
Entre 1838 y 39 Francia tuvo un pleito con el naciente México. El embajador francés por aquellos días había recibido numerosas quejas de sus paisanos comerciantes que operaban en Méxicopor los abusos de los criollos. La más gritona de las denuncias era la de un tal señor Remontel que había sido estafado por unos oficiales del presidente mexicano Santa Anna al no pagar unos pasteles que comieron en su restaurant. Las cosas empeoraron y el embajador fue a Francia y de allí regresó con varios barcos de guerra que anclófrente a Veracruz y reclamó el pago de una gruesa cantidad. El asunto se resolvió a cañonazos y tensiones, pero quedó bautizada para la historia como “la guerra de los pasteles”.
Así que después de conocer que una potencia puede venir con barcos de guerra a reclamar hasta por el pago de unos pasteles se entiende porqué nuestro gordo mariposón padece de paranoia imperial y no descansa pensando que los cascos azules o la OTAN o los gringos lo van a sacar de casa en paños menores.
Pero a pesar de su miedo alos invasores, el régimen muestra una afinidad con los cubanos de modo tan intenso que para la mayoría de los opositores se trata de una invasión y, lo peor, dándole hasta las gracias al invasor. Tal vez si Maduro y Padrino se imaginasen una bandera gringa ondeando en Fuerte Tiuna entenderían la arrechera que da cuando hoy vemos a la cubana dentro de un cuartel.
Lo cierto es que el régimen venezolano, por su mala junta y peor desempeño, no solo es despreciado por la mayor parte de los ciudadanos, sino que también ha hecho méritos para convertirse en un peligro para todo el continente.
Nadie duda de sus planes de copiar al carbón al régimen cubano y la demolición de la democracia. Nadie duda de su simpatía con otros países que odian a los gringos y nadie duda de que el proyecto del Foro de Sao Paulo para la expansión comunista es la religión que profesan Maduro y sus amigos.
En cualquier caso, para tranquilidad de Maduro, es poco probable una intervención extranjera no porque nadie de otro país no lo esté pensando sino porque observan que la presión interna de los patriotas venezolanos va a encontrar una solución al conflicto.
Cuando esto pase, tal vez algún humorista emulando a la de los pasteles hasta le ponga un nombre a la época. Quizás ligue lo oscuro del período, la maldad, los colores y las debilidades para llamarla “la noche del demonio mariposón”.
DC / Eugenio Montoro / montoroe@yahoo.es