Carlos Marx habría reventado como una chicharra, lleno de profunda ira, si hubiese conocido el régimen podrido que rige a Venezuela, que nada tiene que ver con la dictadura del proletariado que él y Federico Engels se plantearon en algún momento de la historia. Esto es un régimen fascista y corrupto, que vapulea los derechos humanos, que hizo más pobres y menos empoderados a los pobres, acabó con la clases media -que hoy es una media clase- e hizo surgir un cogollo aburguesado y podrido en dinero mal habido, que combina corrupción con narcotráfico, sometiendo al pueblo venezolano a los designios de una cúpula decadente.
¿Por qué calificar de narco-Castro-tiranía al régimen venezolano? Muy simple. Es una tiranía conducida por el castro-comunismo y el Foro de Sao Paulo, usada y apoyada por el narcotráfico internacional, que ha encontrado en Cuba y Venezuela dos narco-Estados que le protegen y facilitan su acción.
De que Venezuela es una tiranía, nadie lo puede dudar, pero si algún desprevenido todavía no se había dado cuenta, basta con que vea la bufa convocatoria hecha por Maduro a una asamblea nacional constituyente, asumiendo él las funciones del pueblo constituyente, robándoselas. Nuestra Carta Magna, en su artículo 347, establece que «El pueblo de Venezuela es el depositario del poder constituyente originario», y añade, «En ejercicio de dicho poder puede convocar una asamblea nacional constituyente». En consecuencia la facultad de convocar la constituyente es del pueblo de Venezuela. ¿Quiénes pueden tomar la iniciativa de consultar al pueblo para que se pronuncie sobre si convoca o no la asamblea constituyente, y sobre el propósito exacto de esa convocatoria? La respuesta está en el artículo 348, donde se lee que la iniciativa corresponde 1) al Presidente de la República en Consejo de Ministros, 2) a la Asamblea Nacional, 3) a los Concejos Municipales reunidos en cabildo, por el voto de las dos terceras partes de los mismos, o 4) a los propios ciudadanos, al 15% de los electores. Pretende Maduro, con su cogollo podrido del Consejo de Ministros, dar por convocada la constituyente con un simple decreto ejecutivo, y además determinar cómo ha de ser constituida. Si esto no es dictadura, entonces ¿cómo se llama esta locura?
Este es un régimen Castro-comunista-terrorista, la injerencia de los hermanos Castro y de Cuba, del comunismo internacional y del Foro de Sao Paulo es absolutamente clara, y constituye una de las dificultades más grandes para derrotar -como estamos derrotando y vamos a derrotar- al régimen, ya que no estamos peleando solo con la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, convertida en sostén de la dictadura, sino contra fuerzas internacionales interesadas en seguir sosteniendo a este régimen, del cual se aprovechan y al que han expoliado y succionado, llevando a Venezuela a la pobreza más grande, a la miseria más profunda que jamás hayamos podido vivir.
Por otro lado, el narcotráfico se beneficia abiertamente del país en toda su extensión geográfica. Venezuela hoy es un narco-Estado, donde los narcotraficantes encuentran tierra libre para actuar, teniendo en Cuba un aliado eficaz para ese negocio perverso y miserable. Como en otras manifestaciones del mal, el castrismo ha sido maestro del régimen venezolano en la actuación internacional de tráfico de drogas. Cuba ha sabido muy bien sacar provecho a ese tráfico ilícito de estupefaciente, en el que ha encontrado buena parte de las divisas con las que se mantiene la llamada revolución de ese país.
Venezuela es un peligro para América y el mundo. Es conocido el interés en nuestro uranio, oro y otros minerales de parte de algunos países, entre los que pueden mencionarse Irán, Siria, China y Rusia. Hemos perdido soberanía y control sobre las explotaciones mineras, proyectándose el desastre que hoy vivimos particularmente en la selva guayanesa, como un peligro para la humanidad. El régimen tiránico de Venezuela es, desde muchos puntos de vista, una negación de lo que somos, y está históricamente agotado. Es tiempo de ponerle punto final, y se lo estamos poniendo. Que la calle no calle.
DC / Paciano Padrón / pacianopadron@gmail.com / @padronpaciano