Después de cien años después de que aseguraran haber visto a la Virgen María, los pequeños hermanos pastores Francisco y Jacinta fueron declarados santos por el papa en el santuario portugués de Fátima, ante medio millón de emocionados fieles.
«Declaramos y definimos como santos a los beatos Francisco Marto y Jacinta Marto», dijo el papa Francisco en la misa de canonización delante de la Basílica de Nuestra Señora de Fátima, cuya gigante explanada estuvo abarrotada de peregrinos, algunos con lágrimas en los ojos, venidos de todo el mundo.
En el santuario se reunieron unos «500.000 fieles», según el Vaticano, por debajo de las estimaciones iniciales que preveían entre 800.000 y 1 millón de visitantes.
Los pequeños pastores, humildes e iletrados, murieron de gripe española a los diez y nueve años, respectivamente, algunos años después de haber visto en 1917 seis apariciones de la madre de Jesús. Ambos, enterrados en la Basílica de Fátima, se convierten en los santos más jóvenes de la Iglesia católica que no murieron en martirio.
DC/G