El anterior es un titulo atractivo y acorde a la necesidad política y domestica del país. Siempre se ha pedido de ese espíritu nacional y patriótico que, si bien no ha tenido singular uso en la vida de Venezuela, el compromiso de todos haga que se despierte el amor patrio, y cada cual tome y ponga lo que le corresponde.
En efecto, el Sr. Maduro tiene que entender que “la perica” la tiene el presidente de la nación, el jefe del ejército y del poder ejecutivo del estado, y ese trío lo representa él. Por otro lado, el Referendo Revocatorio nacional está plenamente establecido en la constitución y el Sr. Maduro, aprovechando el poder del gobierno y el control del poder electoral, pudo quitárselo de encima a pesar de que, al cumplirse con todos los requerimientos de ley, era de lugar y obligatorio en lo constitucional. Hoy por hoy, en este momento angustioso que vive la republica, le toca al presidente tomar una decisión grandiosa cual es llamar a elecciones generales. Todo se arreglaría en 48 horas con la realización de esos comicios propuestos.
Si a esto agregamos que las elecciones estadales y municipales están vencidas, nada impide al gobierno de turno, y cada uno que corresponda, contribuir con solucionar el problema nacional, que bien lo merece VENEZUELA. De suerte que nada estaría cambiando de mala forma y, por el contrario, todos estarían actuando como hijos de una misma república. Por otro lado, siendo así, el CNE debería apremiar el conjunto de arreglos necesarios para organizar la tarea que le toca. Es decir, fijar la fecha de las competencias generales y garantizar el respeto definitivo, honesto y sin ventajas adicionales de este significativo evento vinculante que, por sí solo, pone cada asunto en su lugar. En todo caso, habría tenido el gobierno muchos meses más para su recuperación y preparación política y de organicidad para enfrentar cualquier desventaja en unas elecciones por venir. De suerte y manera que muchos de sus componentes importantes, como Cabello, y adláteres, como Didalco Bolívar, que ya ven al gobierno como posible ganador de esas elecciones, que si así sucede, igual arreglarían las diferencias porque, como es natural en estas situaciones circunstanciales, cada grupo piensa tener la razón y los votos. En todo caso, nada es peor a lo que tenemos.
Repetimos, nada más que agregar sobre estos conceptos que no sea el que una MESA DE CONTROL Y VIGILANCIA de orden imparcial, nacional e internacional se sume a la organización de estos importantes e insustituibles elementos del proceso presidido por el Papa o, en su defecto, por su representante. Y como colaboradores los dos últimos ganadores del Premio Nobel de La Paz, el secretario general de la ONU, un representante del gobierno, como por ejemplo Cabello, y un representante de la oposición, por ejemplo Ramos Allup. De allí proceder a declarar el inicio del proceso comicial bajo la revisión directa de Unasur, Mercosur, Celac, OEA y la vigilancia de la comisión establecida. Todos sin otro interés que el regreso de la democracia a Venezuela y de la soberanía a su pueblo originario.
Como final de estos comentarios, ninguna otra propuesta se puede hacer para que el Presidente Maduro resuelva el problema, como aceptable estadista y hombre universal, sin llegar a la necesidad de usar, en vez de votos, las balas. En efecto, y de verdad, si el gobierno y el presidente Maduro vuelven a ser victoriosos, entonces es porque así lo quiere el pueblo y poco o nada se tiene que hacer para volver la tranquilidad y el sosiego al país. En el caso de perder, entonces tendría la posibilidad de seguir participando en el juego democrático con su PSUV y sus amigos comunistas.
DC / Luis Acosta / Articulista