Por miedo al pueblo, hace ya un año el Consejo Nacional Electoral secuestró el Referéndum Revocatorio. Desde entonces mucho ha pasado.
En defensa de ese pueblo y del bien más preciado de la soberanía que es el voto, la Unidad insistió en apelar a los canales legales y agotar todas las vías constitucionales, por lo que determinó que la salida era la calle y la presión internacional. Los venezolanos ejerciendo presión y reclamando sus derechos en la calle, y en paralelo se propiciarían pronunciamientos de condena a la dictadura de Venezuela.
En respuesta, el régimen apeló a un dialogo manipulado y conveniente que no llevó a nada, incrementó la represión, lo que derivó en más muertes, abarrotaron las cárceles con presos políticos, insistió en anular a la Asamblea Nacional, generó aún más hambruna, más miseria y para rematar lanzaron una constituyente fraudulenta y a su medida.
Viendo en perspectiva ese camino recorrido, los sacrificios y también los avances de estos 97 días de rebelión, la oportunidad de rescatar nuestra voz a través del voto, el volver a ser soberanos en nuestra tierra y poder determinar nuestro futuro, nos hace creer firmemente en los alcances del plebiscito.
Sin duda alguna esa fecha será histórica y determinante para la libertad de nuestro país, y quienes participemos, firmaremos esas páginas como protagonistas y libertadores de Venezuela.
Un plebiscito para que seamos nosotros, y no el dictador, quienes decidamos sobre nuestro futuro, entendido como la expresión más genuina de la aplicación de los artículos 333 y 350 de nuestra Constitución.
Ese domingo 16 de julio, los que asisten a las marchas y concentraciones, y los que no, acudirán a sus iglesias, no solo a cumplir su deber como cristianos, sino también para votar por la libertad de Venezuela. Así lo dispusieron la Conferencia Episcopal Venezolana y las asociaciones evangélicas y cristianas del país, dando una demostración que este plebiscito, más que un acto de partidos políticos, es una decisión que mueve y nos compromete a todos.
Al contarnos, sin la participación y control de quienes sostienen en el poder al dictador, lograremos legitimarnos ante el mundo y ante las Fuerzas Armadas, que tendrán que definirse, si continuarán callados y arrodillados ante la dictadura o, por el contrario, honrarán y defenderán al pueblo venezolano, único depositario de la soberanía, y al que juraron proteger.
Votaremos por el rechazo rotundo a la Constituyente fraudulenta, le daremos un mandato a la FAN para la restitución del orden constitucional y aprobaremos nuevos poderes públicos, un gobierno de unión nacional y elecciones generales libres.
Mientras llega ese día, hay que seguir firmes en la calle, contactar a los dirigentes de las comunidades cercanas a los centros de votación, sumarse a los Comités de Rescate de la Democracia, llamar a todo el mundo a que participe y alistarse para la Hora Cero.
En esa hora final todos, en todos los rincones del país, tomaremos la calle sin retorno hasta lograr el cambio que ya desde hace 97 días reclamamos sin descanso y que por esa lucha tantos venezolanos han sido asesinados.
Escribamos juntos la historia de este país por el que tanto hemos luchado, participemos masivamente en el plebiscito del 16 de julio, que la voz del pueblo se escuche en todas partes, solo así derrocaremos esta dictadura.
DC / Lester Toledo / Diputado CLEZ / @LesterToledo