Reivindicar la política, por Alfonso Hernández Ortíz (@PuenteSnFco) 

Como Cientista de la Política, tengo el deber y la responsabilidad de abordar un tema que seguramente, algunos colegas o especialistas en asuntos políticos, prefieren evadir o no tocar fondo, ya que puede crear fricciones o generar susceptibilidades, ante escenarios planteados, creados con falsas expectativas y un crisol de esperanzas que se dispersan en el tiempo, ante una realidad que la mayoría se niega a reconocer; el fracaso de la clase política.

Si bien es cierto, Aristóteles definió la política, hace ya más de dos milenios, como el arte de lo posible, la realidad política que se vive día a día en Venezuela, se distancia de cualquier posibilidad de cambio, mostrar el descontento de la ciudadanía tanto con el oficialismo como con la oposición ya no es un asunto importante, las promesas incumplidas en sueños de revolución y las convocatorias a marchas para salir del gobierno, se confunden entre lo incierto e imaginable, hasta lograr el cansancio de la gente, resumiendo que son más de lo mismo.

El nivel de frustración ante el luto que embarga a tantos hogares venezolanos, por los caídos durante los últimos tres meses de protestas de quienes han asumido la resistencia, a un régimen sordo y opresor, supera los niveles de la irracionalidad política, evidencia la negación de la diplomacia y exacerba el llamado a la guerra desigual, ya que al no haber posibilidades de diálogo, se ha optado por la batalla campal, donde siguen muriendo jóvenes inocentes en su lucha quijotesca de cambiar el futuro del país, sin embargo lamento escribir que por esa vía, la ecuación seguirá siendo la misma: más muertos y el gobierno avanzando en su cruzada por mantenerse en el poder.

Ciertamente, debe reconocerse, que se han dado las batallas para poner en jaque al régimen, sin embargo es necesario aclarar que la forma de hacer política en Venezuela cambió, no puede pretenderse seguir implementándose estrategias que no han resultado en el pasado y mucho menos serán efectivas en estos tiempos, las  guarimbas, plantones y ahora trancazos, pueden ser mecanismos de catarsis colectiva ante la impotencia de la gente, pero solo llegan hasta allí, al contrario por esos caminos los perjudicados inmediatos son los ciudadanos de a pie, ya que ante el descontrol, reina la anarquía, asume el hampa y genera un nivel de frustración superior que se convierte en desmoralización cívica.

Ante estas variables, la política comienza a convertirse en un asunto asqueado para la sociedad, las nuevas generaciones buscan desesperadamente salir del país, el termino democracia ya comienza a tener matices bastante confusos y complejos, el autoritarismo bajo la bota militar pareciera que termina de imponerse como sistema de gobierno, la incertidumbre sobre el futuro ante un proceso Constituyente agota los sueños y agrava la situación de calle durante los próximos días. Y desde mi óptica politológica no es el verdadero problema del país, ya que ciertamente podrán elegir a sus Constituyentitas, lo que si no podrán hacer, es resolver la grave crisis económica, ya que el buen gobierno no es un asunto para mediocres.

Muchos me han preguntado ¿qué debe hacerse entonces? y mi respuesta es sencilla, cada proceso político tiene sus tiempos y cada gobierno su fin, por ejemplo en el Siglo XX, Juan Vicente Gómez se instaló por 27 años, reformándose la Constitución en siete oportunidades, para garantizar su permanencia en el poder, luego de su muerte su segundo sucesor Medina Angarita, fue depuesto por un golpe de Estado. Marcos Pérez Jiménez, fue proclamado Presidente Constitucional por la Asamblea Nacional Constituyente de 1953 y fue depuesto igualmente por sectores descontentos dentro de las Fuerzas Armadas el 23 de enero de 1958. Hoy en Venezuela el Gomecismo y el Perejimenizmo son historia.

Por lo tanto, puedo dilucidar que en pleno Siglo XXI ningún Presidente podrá permanecer mucho tiempo en el poder, si no logra atender los problemas estructurales de la ciudadanía, es decir la economía, el desempleo, la inseguridad, la capacidad de ofrecer gobernanza, no hay fuerza que pueda superar al pueblo, al final siempre se impondrá  la institucionalidad democrática y llegará el tiempo de reivindicar la política.

 

DC / Alfonso Hernández Ortiz / Presidente del Partido Unión y Entendimiento  San Francisco /  @PuenteSanFsco

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