Sin ningún tipo de compasión asesinaron a Jhon Jairo Torres Pérez, de 33 años, la tarde del pasado sábado, en su casa, en el barrio 12 de Marzo, parroquia Venancio Pulgar, del sector El Marite, en Maracaibo.
Torres había llegado el viernes de las minas en Santa Elena de Uairén, en el estado Bolívar, donde estaba trabajando desde hace tres meses, como minero, según informó su suegra, Cilmary Benítez.
El sábado, después de las 4:00 de la tarde, Torres estaba acostado en casa de su suegra. Allí estaban su esposa, sus dos hijos, de 12 y 7 años; su cuñada con el esposo de ésta, y su suegro, así como otros dos niños.
A pesar de la presencia familiar, a la casa entraron salvajemente cinco hombres armados, uno de ellos tenía una escopeta y los otros armas cortas. “Nos apuntaron y nos dijeron que nos quedáramos quietos, porque si no nos iban a matar”, narró la suegra de Torres.
Fue entonces cuando tres de los delincuentes entraron al cuarto donde estaba Torres y comenzaron a golpearlo.
“Le dieron con todo lo que consiguieron, lo torturaron y mataron delante de sus hijos, le pedían que entregara el dinero que supuestamente había traído de las minas”, contó Cilmary Benítez.
Sin embargo, el joven minero les decía que no tenía en la casa ningún efectivo mientras suplicaba que no lo mataran. “No me maten, tengo dos hijos”, les decía, pero los delincuentes seguían golpeándolo.
El tiempo transcurría y se les agotaba la paciencia a los asesinos. “No sabemos porque nos pedían un dinero que no teníamos”, señaló su suegra.
A Torres lo tuvieron en el cuarto por al menos diez minutos pero ya medio muerto terminaron asesinándolo con dos disparos al pecho.
La esposa de Torres dijo que escuchó los disparos y rompieron en gritos y llanto todos en la casa.
Los asesinos se fueron pero antes se llevaron unas tarjetas de débito de una de las hijas de Cilmary Benítez así como unas cédulas y un teléfono celular.
Las mujeres en su desesperación entraron al cuarto, sacaron el cuerpo de Torres y con ayuda de un vecino lo llevaron al CDI de Plateja, pero llegó sin signos vitales.
Ya en horas de la noche se presentaron funcionarios del Cicpc para hacer el levantamiento del cuerpo. Confirmaron que Torres recibió dos disparos en el pecho y tenía múltiples contusiones en la cabeza y hematomas en varias partes del cuerpo.
Los detectives de la policía científica se trasladaron también a la casa en busca de evidencias que lleven a una pista para identificar a los homicidas.
“Es muy probable que sean hampones del mismo barrio que se enteraron que la víctima había regresado de Bolívar. No dudamos que lo picharon”, reveló una fuente policial.
Sin embargo, también se investiga si el minero tenía alguna cuenta pendiente en el sector con algunos azotes del barrio, por lo que esperarían el momento en que regresara de Bolívar para asesinarlo.
DC | Panorama