Al menos diez personas resultaron heridas el jueves en el centro de Filipinas tras un fuerte terremoto poco profundo, que dejó algunas zonas sin suministro eléctrico e hizo que los residentes salieran asustados de sus hogares, según las autoridades.
El Servicio Geológico de Estados Unidos estimó en 6,5 la magnitud del temblor, registrado a unos 6,5 kilómetros (4 millas) de profundidad cerca de Masarayao, en la provincia de Leyte.
Los sismólogos filipinos midieron la profundidad a sólo dos kilómetros (1.2 millas) y dijeron que se sentía más fuerte en los pueblos de Kananga y Jaro de Leyte.
Los terremotos poco profundos suelen causar más daños en la superficie.
Diez personas resultaron heridas y varias quedaron atrapadas al derrumbarse un edificio en la localidad agrícola de Kananga, en la zona montañosa de Leyte, dijo el vicealcalde Elmer Codilla.
«Hay un rescate en marcha», dijo a la emisora de radio DZMM.
Codilla dijo desconocer cuánta gente había dentro del edificio, que alojaba una tienda de alimentación y un salón de belleza en la planta baja. La policía dijo que tenía dos pisos.
Los residentes de la zona informaron de fuertes temblores y dijeron que la gente había salido corriendo de sus casas y escuelas y algunas se habían derrumbado.
El alcalde Richard Gomez de la ciudad de Ormoc, que se encuentra a 30 kilómetros (17 millas) de Kananga le comentó a la emisora DZMM que al menos 29 personas se encontraban heridas en el área, incluyendo 16 que fueron trasladadas al hospital por lesiones leves o porque estaban traumatizados.
El fuerte temblor causó grietas en algunos edificios y caminos de la ciudad, informo Gomez, y el suministro de energía eléctrica se cortó de forma automática.
La tesorera de Ormoc, Delia Vilbar, dijo que ella estaba en una reunión en el segundo piso del Ayuntamiento cuando comenzó a temblar.
«Fue muy fuerte, el edificio estaba moviéndose», expresó. «Me senté en el piso mientras otros en la habitación se colocaron debajo de la mesa», agregó.
Vilbar dijo que al salir a la calle, vio a gente llorando y abrazándose.
El presidente, Rodrigo Duterte, dijo que no había recibido información sobre daños graves cuando se le preguntó por el temblor durante una visita en la provincia sureña de Bukidnon.
El terremoto se produjo en una región que fue devastada en noviembre de 2013 por el tifón Haiyan, el cual azotó enormes olas que dejaron a más de 7.300 personas muertas o desaparecidas, también arrasó con pueblos enteros y desplazó a cinco millones de residentes.
Filipinas se encuentra en el «Anillo de fuego» del Pacífico, una zona en la que los terremotos y los volcanes son habituales. En 1990 murieron casi 2.000 personas en un terremoto de magnitud 7,7 en el norte del país.
DC/AP