Un hombre de 26 años al que Alemania negó el estatuto de refugiado mató este viernes a una persona e hirió a otras seis con un cuchillo al grito de “Alá es el más grande” en un supermercado de Hamburgo, antes de ser detenido.
El alcalde socialdemócrata de Hamburgo (norte), Olaf Scholz, calificó el ataque de “atentado” cometido por un solicitante de asilo que actuó por “odio” a Alemania.
Agregó que al individuo se le había rechazado su demanda y estaba en vías de expulsión.
“Lo que me pone más furioso es que el autor sea alguien que buscaba refugio en Alemania y dirigió su odio contra nosotros”, agregó.
Además del fallecimiento de una persona, otras seis resultaron heridas, algunas gravemente.
“El sospechoso tiene 26 años y nació en Emiratos Árabes Unidos, su nacionalidad está siendo verificada”, subrayó la policía en un comunicado.
Agregó que investiga “en todas las direcciones”, pues según varios testigos el agresor gritó en varias ocasiones “Alá Ajbar (Dios es el más grande)” en el momento de los hechos.
Además del fallecido, un alemán de 50 años, cinco personas resultaron heridas a cuchilladas, una mujer y cuatro hombres de entre 19 y 64 años, precisó la policía. Además un hombre de 35 años resultó herido tratando con otros de controlar al agresor.
“Unas 30 personas salieron corriendo del supermercado. Gritaban que alguien había sido apuñalado… vimos a un hombre pasar con un gran cuchillo en la mano, como una cuchilla de carnicero”, relató a la AFP Ralf Woyna, testigo ocular de los hechos.
– Un cuchillo enorme –
El diario berlinés Tagesspiegel, que cita fuentes allegadas a los servicios de seguridad, afirma que el agresor, nacido en 1991, era conocido por la policía como islamista y llegó al país como refugiado.
“No hay información confirmada sobre los motivos” del agresor, que “entró en un supermercado y de repente empezó a atacar a los clientes” indicó la policía.
El periódico alemán Bild publicó en su página internet una foto del agresor con una bolsa blanca cubierta de sangre apoyada sobre su cabeza.
El sospechoso, que no fue identificado, se dio a la fuga luego del ataque. Pero fue perseguido por testigos que lograron detenerlo.
“Alzó los brazos y gritó Alá Ajbar”, dijo una cliente del supermercado a la cadena de televisión n-tv.
“Creí que estaba en una mala película, pensé que me iba a apuñalar”, añadió, e indicó que tuvo “miedo de morir “. Llevaba “un cuchillo gigantesco”, dijo.
La policía bloqueó la zona, en el noreste de esta ciudad, la segunda más importante de Alemania, que en julio recibió a los líderes del G20 para una cumbre.
– Alemania en alerta –
La policía antiterrorista también fue desplegada en la escena del crimen. Alemania se encuentra en alerta por la amenaza terrorista, en particular desde diciembre luego de que un hombre matara a 12 personas atropelladas por el camión que conducía en un mercado navideño en Berlín.
El grupo Estado Islámico reivindicó el ataque perpetrado por un tunecino, Anis Amri, exconvicto de 24 años, a quien se le rechazó la demanda de asilo.
Este fue el peor ataque islamista en Alemania, pero no el primero.
En 2016 el grupo Estado Islámico reivindicó un ataque con bomba en la ciudad de Ansbach (sur) que hirió a 15 personas y en el que murió su autor, un sirio. Ese año también un afgano con un hacha causó pánico en un tren en Bavaria hiriendo a cinco personas antes de ser ultimado por la policía.
En los dos casos los atacantes eran solicitantes de asilo. Pero los investigadores sospechan de que se radicalizaron en Alemania y que no fueron enviados desde un país extranjero para cometer atentados, como fue el caso de los yihadistas que perpetraron los ataques en París en noviembre de 2015.
Los servicios de inteligencia alemanes estiman que habría unas 10.000 personas radicalizadas en el país, incluidos unos 1.600 considerados como potencialmente violentos.
Alemania está en la mira de los grupos yihadistas en particular por su participación en la coalición que combate a Estado Islámico en Irak y Siria, así como en Afganistán desde 2001.
Las tropas alemanas no participan sin embargo en ninguna operación de combate, sino en misiones de reconocimiento, formación o suministro de material.