El pueblo le dijo al régimen este 16-J -de manera indubitable- lo que Seneca dijo a Nerón: “Tu poder radica en el miedo; ya no tengo miedo, tú ya no tienes poder”. Sin duda que lo más espectacular de la consulta popular plebiscitaria del pasado domingo, fue que el pueblo superó sus miedos, fue capaz de pararse frente a los poderes dictatoriales del Estado, en el acto de rebeldía más grande que jamás hayamos tenido, que constituye un hito en la historia iberoamericana, el desacato al CNE; prescindiendo absolutamente de él, la sociedad civil, por convocatoria de la Asamblea Nacional, organizó una consulta popular donde el pueblo habló claro, la calle derrotó a Maduro.
¿Qué decidimos el 16-J? El 98 % de los más de 7 millones 600 mil venezolanos que votamos, lo hicimos afirmativamente, dijimos “SI”. Las respuestas a las tres preguntas sometidas a consideración popular indican el camino. La primera orden que recibió la Asamblea Nacional fue: “Rechazar y desconocer la realización de la constituyente propuesta por Nicolás Maduro sin la aprobación previa del pueblo venezolano”. De modo pues que con nitidez el pueblo le dijo a Maduro no queremos esa constituyente, lo cual resulta absolutamente lógico, el pueblo tendría que ser masoquista para aprobar la constituyente, que no es otra cosa que un mecanismo fraudulento para perpetuar eternamente en el poder a Nicolás Maduro, sin elecciones libres y democráticas, como lo estipula la vigente Constitución, lo que significaría perpetuar el atropello, el hambre y el deterioro.
En segundo lugar el pueblo demandó “a la Fuerza Armada Nacional y a todos los funcionarios públicos obedecer y defender la Constitución del año 1999, y respaldar las decisiones de la Asamblea Nacional”, en su condición de representante del pueblo, órgano legislativo y contralor por excelencia.
En tercer lugar se aprobó “Proceder a la renovación de los poderes públicos de acuerdo a la Constitución, proceder a organizar elecciones libres y transparentes, y proceder a la conformación de un Gobierno de Unión Nacional, para restituir el orden constitucional”. De este tercer mandato resulta el fin del régimen castro-comunista y el reinicio de la reconstrucción nacional. Ya la Asamblea avanza en la renovación del Poder Judicial y del Consejo Nacional Electoral, y abre camino hacia la construcción de un gobierno transitorio, un Gobierno de Unión Nacional, para restituir el orden constitucional, mientras se producen y organizan elecciones generales que permitan darnos nuevos gobiernos municipales, regionales y nacional.
Ya es estrategia conocida, que el régimen siempre convoca actividades paralelas a aquellas a las cuales invita la alternativa democrática; el 16-J no fue una excepción, y la dictadura narco-comunista convocó un simulacro de la elección a la que han inconstitucionalmente convocado para el 30 de este mes de julio, para elegir diputados constituyentes. Fue una vergüenza para el régimen la ausencia de electores en el simulacro, al punto que Maduro no pudo ir a votar, porque había muy poca gente en el centro donde él iba a hacerlo, pero para no perderlo todo, mandó a los colectivos asesinos al Punto Soberano en Catia, cercano al sitio donde él debería haber concurrido. Allí hirieron a varios ciudadanos y asesinaron a una enfermera, a Xiomara Scott, una mujer que ejercía su derecho cívico a la protesta, junto a otros miles que también fueron atropellados y dispersados a plomo limpio, 500 de ellos fueron secuestrados dentro de una Iglesia, junto a nuestro digno Cardenal, Jorge Urosa Savino. Estas y otras arremetidas y agresiones en diferentes puntos del país, no le impidieron al pueblo expresarse a plenitud.
Corresponde a la Asamblea Nacional encauzar el mandato del pueblo y hacer realidad la orden recibida, que no es otra que ponerle fin a la dictadura y abrirle camino a la reconstrucción nacional. El pueblo está en la calle, y pido a Dios que la calle no calle, y que no calle nunca más. Cuando el pueblo actúa, controla y exige, las cosas marchan mejor. Que la calle no calle.
DC / Paciano Padrón / @padronpaciano