En el imperio Otomano destacó una formación militar élite a la que llamaban los Jenízaros. Niños entre 8 y 14 años eran seleccionados de cualquier parte del imperio y sometidos a un estricto entrenamiento casi monástico hasta formar unos soldados extraordinarios. Se encargaban de la protección del Sultán, la vigilancia de las fronteras y por supuesto de la guerra. Eran tan buenos que hasta Maquiavelo los alaba en sus escritos.
Ciertamente nuestro ejército no se parece a los Jenízaros porque muchos de los soldados son civiles reclutados y pagados por solo un par dedías y traídos de la Guajira o de poblados del sur del Lagocomo El Chivo. Así que no debe extrañar, quecuando se organizan unos ejercicios militares las cosas salgan turuletas yrisueñas.Hace poco Trump amenazó con tomar acciones contra el gobierno venezolano y eso explica el reciente despliegue de soldados, tanques y lanza misiles a la vista para demostrar-quizás- que no les tenemos miedo.
La oportuna pregunta es cómo llegamos a esta situación.
Desde que Chávez tomó el poder su gobierno hizo de Venezuela un vecino molesto. Se alió con los cubanos, financió a sus amigos comunistoides y no perdía oportunidad para llamar diablo con olor a azufre a Bush, deregalar combustible a barrios en USA y deexpropiar empresas norteamericanas
Maduro continuó la tarea. Aumentaron lasacusaciones de narcotráfico involucrando al alto gobierno y surgieron evidencias de lavado de dinero yalianzas con iraníes y miembros de Hezbollah. Para remate el régimen rompió el hilo constitucional, reprimió a sangre y fuego decenas de protestas de la población y alteró la estabilidad de toda la región.
La reacción de los gringos es la consecuencia lógica del ataque continuado de Maduro y ya formalmente lo había iniciado Obama al declarar al régimen como una amenaza “inusual y extraordinaria”. El tráfico de drogas es una especie de bombardeo destructivo y continuopara los gringos, no solo por el deterioro social sino porque tambiénextrae una inmensa cantidad de dinero a su economía quees convertido en armas yacciones de ataque en su contra. El bombardeo continuo de insultos y desplantes llega a ser intolerable para cualquier País. El permitir que los enemigos declarados de USA, sirios, iraníes, coreanos de norte y grupos terroristas se establezcan en Venezuela con la simpatía del régimensignifica para los gringos una brutal agresión.
Chávez y Maduro han “bombardeado” a los gringos durante muchos años y tal como sucedió en Pearl Harbor “despertaron al gigante”. En su desespero Maduro dice que la oposición es causante de las sanciones, pero eso es solo una estupidez. Es como el carajito malcriado y mala conducta que trata de explicar el castigo de la maestra porque su amiguito lo “acusó”.Si Maduro quiere conocer al real culpable de la crisis venezolana y al responsable de las sanciones y las amenazas americanas solo tiene que verse al espejo.
Ahora ya no huele a azufre, huele al final de la película.
DC / Eugenio Montoro / montoroe@yahoo.es