La dictadura de los mediocres, por Alfonso Hernández Ortíz (@AlfonsoZulia)

Recientemente, leía un artículo del periodista español Francisco Rubiales, titulado “La revolución de los mediocres”, el cual refrendo en su totalidad y me permito compartir con mis lectores algunas ideas desarrolladas por tan agudo escritor. Considera el autor, que los mediocres están dominando el mundo, considerando que la escasez de verdaderos líderes y la abundancia de mediocres son los dos rasgos principales del poder mundial en este siglo XXI, donde la política ha perdido su capacidad de seducir e ilusionar y es contemplada por los ciudadanos como un suplicio que hay que soportar.

 

Plantea, Rubiales que la gran revolución del siglo XX no fue el triunfo de la democracia, ni el comunismo, ni el cambio cultural, científico y tecnológico, ni el avance del Estado de Bienestar, sino la revolución de los mediocres, que se han unido y organizado, tomando el poder y convirtiéndose en la clase dominante que impone su ley en todo el planeta. Desde entonces, nada es igual y el mundo avanza hacia el caos y la destrucción. En el pasado, los más fuertes y los que tenían más méritos se imponían sobre los más débiles y los peores y gobernaban la tierra, pero hoy son los mediocres quienes dominan el planeta.

Define la mediocridad como la gran herejía de nuestra época. Los mediocres se han apoderado del mundo y lo han cambiado todo, desde la política a la religión, sin olvidar los valores, las costumbres y las leyes. El dominio que ejerce la mediocridad es letal y está destruyendo, poco a poco, todos y cada uno de los logros y conquistas de la civilización, desde la libertad a los derechos individuales y los grandes valores, pasando por la fraternidad, el buen gobierno y el reino de la verdad.

Afirma que con los mediocres han avanzado la mentira, el abuso de poder, el egoísmo, la avaricia, la corrupción en todas sus facetas y un manto de impunidad que cubre a los poderosos y les preserva del castigo, resaltando que en la política han dejado de destacar los más fuertes, inteligentes y mejor dotados, desplazados por nuevos políticos mediocres que han cambiado la esencia de la política y del liderazgo, priorizando sobre gobernar, controlar el poder político.

 

La “Revolución de los Mediocres”, es una gigantesca confabulación de gente sin grandeza ni méritos que ha tomado el poder y está convirtiendo el mundo en un basurero. Hoy, en un mundo dominado por los mediocres, a los políticos no se les exige nada, ni siquiera que sepan idiomas y tengan formación, principios y valores, “se exigen certificados de buena conducta y de preparación académica para ocupar puestos secundarios en la sociedad, pero a la Presidencia de un Gobierno puede llegar un canalla inepto y medio analfabeto”. Es la política diseñada al gusto de los mediocres, una verdadera bazofia dañina para la humanidad y la civilización.

La huella miserable de los mediocres no solo se ha hecho sentir en la política sino que ha invadido la religión, las artes, la ciencia y otras disciplinas de la vida. Los valores han sido masacrados y han desaparecido conceptos claves en el planeta religioso, como la lucha entre el bien y el mal. Para los mediocres, el bien y el mal son parecidos y ninguno de ellos sabe distinguir fácilmente la línea que los separa.

En la revolución de los mediocres,  la mentira sustituye a la verdad, la democracia es suplantada por dictaduras encubiertas de partidos políticos, los valores son masacrados, conviven con la corrupción sin pudor, jamás piden perdón a los ciudadanos, a los que desprecian, nunca dimiten, se enriquecen ilícitamente, son arbitrarios, funcionan como mafias, despilfarran, se creen con derecho a aplastar a todo el que les impida ejercer su dominio.

 

Finalmente, plantea Rubiales, que el actual rechazo y hasta odio de los ciudadanos a los políticos es la consecuencia directa de la dictadura de los mediocres. A pesar de que las verdades se ocultan y son encubiertas por los cómplices de la mediocridad política, la gente percibe que está siendo gobernada por personas sin valores, sin ética ni grandeza, que siempre anteponen sus intereses al bien común.

 

DC / Alfonso Hernández Ortíz / Politólogo/Abogado / dialogopublico@gmail.com / @AlfonsoZulia

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