En el municipio Sucre del estado Miranda, uno de los complejos urbanísticos apodadado “El Titanic”, estaba de medio lado y en las noches los vecinos relataban como “crujían” las paredes y las bases, una situación que tenía en agonía a toda la comunidad hasta que tuvo que ser demolido
El reciente sismo que se registró en Caracas dejó nuevamente en evidencia cómo la construcción apresurada de los urbanismos de la Gran Misión Vivienda Venezuela (GMVV) no cuentan con los planteamientos, formulaciones y rigurosidad que corresponden, poniendo así en riesgo la seguridad de sus habitantes y comunidades adyacentes.
Javier Mendoza, primer comandante del cuerpo de Bomberos del estado Miranda, reiteró que para el levantamiento de estas infraestructuras, las autoridades han debido realizar mesas de trabajo con todos los cuerpos de administración de desastres locales que correspondiesen, ello con la finalidad de evaluar la habitabilidad de los espacios y garantizar que aún en situaciones de emergencia, los riesgos se minimizarían.
En el caso particular de los Bomberos del estado Miranda, la participación en esas mesas de trabajo fue nula, no porque ellos no quisieran, sino porque nunca se les invitó.
Lo que más alarma ha generado en lo que respecta a este proyecto de la Gran Misión Vivienda Venezuela y su acelerada construcción, es que al parecer “toman un terreno, hacen uno que otro estudio y no consideran condiciones antisísmicas o por lo menos no lo hacen con nosotros que somos el organismo encargado”, aseveró Mendoza.
El municipio Sucre no fue la excepción de estas construcciones improvisadas. En el año 2010 el expresidente Hugo Chávez anunció la inauguración de estos urbanismos, aun cuando vecinos de la zona de Pablo VI y el alcalde Carlos Ocariz, alertaran de la existencia de informes de Funvisis y de la División de Gestión de Riesgos de Protección Civil Sucre, que describen el movimiento en masa de la montaña en el sector Paulo VI (Petare Sur). Ya para 2011, los edificios y calles adyacentes presentaban grietas y filtraciones.
Tres años más tarde, apodaron a uno de los complejos urbanísticos “El Titanic”, estaba de medio lado y en las noches los vecinos relataban como “crujían” las paredes y las bases, una situación que tenía en agonía a toda la comunidad.
Ahora, siete años más tarde, con un sismo y los inclementes cambios climáticos, los edificios tuvieron que ser demolidos por su inhabitabilidad.
Ante una situación de desastre, los resultados serían abrumadores. El ya deplorable estado de estas construcciones, ubicadas en zonas céntricas podría dejar un incontable número de pérdidas humanas y materiales.
DC/CD