Al dolor emocional que implica separarnos de alguien a quien amamos y con quien compartimos varias experiencias inolvidables, hay que agregar el hecho de que la ciencia revela que un truene “cobra factura” en nuestra salud…
Investigadores de la Universidad de Utah, Estados Unidos, sostienen que una ruptura aumenta hasta en un 20 por ciento el riesgo de padecer un infarto.
A lo anterior hay que sumar la conclusión a la que llegaron investigadores del Instituto de Investigación de Medicina del Comportamiento de la Universidad Estatal de Ohio, Estados Unidos, respecto a que afecta al sistema inmune, lo que implica que nos enfermemos con mayor frecuencia.
Por su parte, científicos de la Universidad de Chicago afirman que las personas que atraviesan por una separación, son propensas a presentar altos niveles de estrés e insomnio.
Otros daños:
Fase 1: Súplica
Es normal implorar el amor y llorar para conmover a nuestra pareja recién escapada. Incluso es racional y moralmente adecuado. Solamente no dejes que tu dignidad sea menoscabada. Si te dice que no te quiere, no puede haber más claridad. Se vale que te duela, pero la insistencia debe tener una proporción prudente.
Fase 2: Racionalizar
Te decantas los sesos tratando de encontrar las explicaciones racionales más satisfactorias del comportamiento de tu ex, con la finalidad de corregir el engrane lógico que fallaba. Lo malo aquí es que no todo en las relaciones interpersonales es tan frío y sistematizado como un sistema de ecuaciones. Encontrarás muchas fallas entre los dos que te darán mucho aprendizaje para futuras uniones sentimentales.
Fase 3: Odio y/o falsa indiferencia
Si alguien nos lastima, lo más normal es reclamarle, inconformarnos o buscar el desquite. Es muy común escuchar frases como «lo odio», «qué bueno que se fue, porque solamente me hizo daño», o expresiones que pretenden no tener más interés, con palabras como «me da lo mismo lo que haga con su vida» y «ojalá que sea feliz, le deseo lo mejor», dichos todos que conviven con conductas de asedio, como preguntar por él, estar esperando una milagrosa llamada reconciliadora, lo cual es improbable que ocurra.
Fase 4: Adaptación
La vida va retomando su curso a medida que el dolor disminuye. Aquí se recuperan o se cultivan las amistades, las relaciones familiares, la rutina laboral, escolar, atlética, intelectual, tan necesaria para la formación de nuestro carácter, comienza a equilibrar los distintos aspectos de nuestra vida porque la ex pareja poco a poco deja de ser el centro de los pensamientos y ocupaciones de uno.