“Me están matando lentamente”, dice el preso político Vasco Da Costa en una carta se su puño y letra. El hombre tiene 58 años y padece de diabetes e hipertensión. Se encuentra recluido en el centro penitenciario de Tocuyito, Carabobo, donde ha pasado al menos nueve de los últimos 12 meses dentro de una celda de castigo.
El lugar de “castigo” donde se encuentra Vasco es “sumamente pequeño, como para dos personas, pero meten a cinco” y solo tiene una puerta, no hay ventilación de ningún tipo, añade su hermana. “Allí todo lo que hace es sudar y cuando no hay luz ni siquiera puede verse las manos”, y a su juicio “eso lo está deteriorando de a poco”, relató su hermana Ana María Da Costa.
Da Costa comenzó a sufrir de diabetes tiempo después de haber sido encarcelado, ya que “ellos dan la cena a las cuatro de la tarde y el desayuno a las siete de la mañana, por lo que Vasco se ve obligado a pasar todas esas horas sin comer y ya por eso le han dado varias crisis de baja de glicemia”.
“Mi hermano tiene las manos llenas de yagas. En las articulaciones y en las puntas de los dedos tiene como unas resequedades que se les están abriendo y la piel de las manos se le está cayendo. Quedé horrorizada al verlo porque parece un leproso”, asevera la pariente del recluso.
DC | El Cooperante